miércoles, 12 de diciembre de 2012

Caminante de piel

I


Demian decidió acampar justo en mitad del bosque, era de esos hombres aficionados a la vida al aire libre, a la caza y a la pesca, a pasarse días y días en soledad, de los que aman dormir bajo las estrellas o en su defecto dentro de una carpa. Creía fielmente que los humanos eran el eslabón más fuerte de la cadena y lo sentía con más ímpetu cuando entre sus manos portaba una escopeta, no había nada que le agradara más que la sensación de poder demostrar su valía frente a un gran y tonto animal.

Desde muy pequeño fue iniciado en esta clase de actividades; y  viéndolo bien sabia que le gustaba tanto porque era lo único que lo unía realmente a su padre ya que mientras el viejo estuvo vivo por lo menos una vez al año salían una semana de caza, y era la semana mas divertida y entretenida de esos doce meses, eran horas y horas aprendiendo de su viejo, trucos que luego con los años le llegaron a salvar mas de una vez la vida.

Estos bosques muy al norte de su pueblo natal y casi colindando con la frontera del país mantenían la mayoría del año una temperatura entre fresca y tolerable de veintitrés grados durante el día para luego durante la noche bajar hasta llegar casi al cero; por lo que el cazador se encontraba siempre bien abrigado.

Para el la caza no era solo entretención, al final de la semana podía cargar con varias pieles de zorro de distintos tamaños, uno que otro ciervo y si tenia mucha suerte un oso negro y todas esas pieles eran negociadas de antemano e irían a parar a una prestigiosa peletería; no le sacaba tanto dinero como acostumbraba hacer cuando su viejo vivía, pero era mas que suficiente para darse un pequeño gusto y sabor a su aburrida vida.

Habían pasado dos días y poco o nada de suerte había tenido, no lo entendía del todo ya que cuando paro por provisiones en el pueblo cercano se había enterado que había sido un buen año, con el  centimetraje cubico ideal que hacia que el pasto y plantas hiciera relucir con un esplendoroso verdor todo el monte, lo que en circunstancias normales atraía a una buena cantidad de ciervos, conejos y mas roedores que a su vez llamaban a especies mas grandes y mejor pagadas. Pero este año ni las aves cantaban.

El hombre de mediana edad se encontraba sentado frente al fuego delante de su carpa de dos puestos sin poder dormir, a pesar de no haberse encontrado con una sola presa durante los días las ultimas dos noches tenia la sensación perenne en el cuerpo que algo estaba a punto de pasar, el cielo estaba despejado y una bruma multicolor llenaba el bosque de extrañas sombras, sonidos de metales golpeando uno contra el otro perforaban sus oídos, mas de una vez despertó debido a bufidos y aullidos escalofriantes que le ponían la piel de gallina, sentía que algo pasaría y no podía esperar que eso lo encontrara dormido. De repente de una gran sombra vio materializarse frente a el al oso mas grande que alguna vez sus ojos llegaron a ver, estaba parado en dos patas y portaba una especie de armadura cobriza que acababa a mitad de sus muslos, tenia también pantalones color café y sobre su cabeza blandía una gran hacha de cobre brillante. Demian estiro su mano para alcanzar la escopeta que descansaba contra el tronco caído donde se encontraba sentado hasta hace un momento pero su mano se cerro en el vació, no había tronco, fuego, carpa o escopeta.

-Grrrrrrr- escucho mientras era empujado a un lado y su lugar era tomado por un zorro rojo de armadura plateada que parecía exudar fuego debido a lo veloz de sus movimientos. Demian se arrastro de espaldas mientras a su lado al frente y detrás  más y más animales en dos patas y vestidos con metalizadas armaduras comenzaron a aparecer, pisaban fuerte a su alrededor mientras los ojos del humano no podían absorber toda la escena a pesar estar abiertos al máximo.

Comenzó a gatear tratando de pasar entre los grupos de contrincantes y las extremidades cercenadas junto a los cuerpos moribundos de sus dueños, no era capaz de generan sonido alguno y por un momento pensó que si llegaba a proferirlo seria descubierto y destazado sin piedad, a su derecha un armadillo con un martillo casi tan grande como su armazón daba de golpes al pecho de un guepardo y lo mandaba por lo menos a ocho metros de distancia en el ultimo golpe. En medio de toda la absurda situación el humano no paso por alto un patrón; todos eran animales en dos patas pero las armaduras de un grupo eran de color cobre mientras los de sus oponentes era de pura plata que a la luz de la luna llena las hacia parecer perlado.

¿Cuáles eran los héroes y cuales los villanos? No era algo que Demian podría descifrar de solo verlos, de lo que si estaba seguro era que para todos en conjunto el podría ser el único considerado un monstruo.

Oyó un aullido victorioso que ni siquiera pudo identificar cerca de el y un zorro con el pelaje manchado de rojo que se con sus dos patas apretaba su cuello con fuerzas cayo a su lado, de repente alguien lo tomo por su chaqueta y le exigió para su sorpresa en su mismo idioma – ¡Llévatelo!... por el este encontraras la cabaña de Selene dile que el es especial, que no puede equivocarse ¡Corre! – señalándole una dirección y poniendo sobre su hombro izquierdo el cuerpo del zorro blanco que acababa de ver caer. Demian no se detuvo a pensar, sujeto por su armadura al zorro que era más ligero de lo que parecía en un principio y comenzó a correr en la dirección indicada.

Salió del bosque y corrió todo lo que sus piernas le permitieron, recorría un escampado mientras la luna frente a el y la visión de una edificación campestre a los que parecían tres kilómetros delante le afirmaba que el camino era el correcto; las pantorrillas comenzaron a quemarle y lo obligaron a bajar el paso confiado de que en menos de una hora ya seria libre de este compromiso que tuvo que aceptar. Al aminorar el paso el humano pudo detallar un poco mas el sitio que recorría y que muy a pesar de ser una planicie el monte había crecido tanto que le exigía  levantar alto las rodillas al caminar y esto precipitaba su fatiga, en estas condiciones el zorro ya no le parecía tan ligero una hora después de camino; Demian estaba a punto de detenerse a descansar cuando escucho un leve murmullo a sus espaldas, no tuvo tiempo de darse vuelta  o acelerar el paso cuando un látigo rompió el silencio de la noche y dio de lleno en su espinazo.

De no haber sido por su chaqueta que demostró ser muy resistente el golpe del látigo podría haberlo herido, pero en lugar de eso lo empujo haciendo que soltara al vulpino, quien cayó por lo menos a metro y medio de el, fuera de su alcance.

El humano dio la vuelta poniéndose de pie y le heló la sangre el no ser capaz de ver nada, con la luna llena a sus espaldas y mirando en todas direcciones  no lograba dar con quien o que lo golpeo; lentamente trato de dar un paso en dirección al inconsciente zorro cuando sintió un golpe en su tobillo y algo que lo arrastraba mientras el trataba en vano de asirse de cualquier cosa, troncos, raíces, ramas; nada detenía su paso y cuando estaba a punto de darse por vencido y entregarse a la muerte su mano derecha toco algo metálico que resulto ser una espada que en fracciones de segundos podría desaparecer de de su alcance por lo que con la punta de un dedo recorrió todo su filo y superficie tratando de no cortarse y cuando la empuñadura pasaba por entre su palma la sostuvo con firmeza; El hombre dio una  vuelta con toda la fuerza que su torso le permitía quedando semi-sentado y empuño la espada frente su pecho al momento en que llegaba al final de su recorrido terrestre y era levantado en vilo hacia su oponente que ahora se mostraba como una gran sombra que flotaba en el aire y quien no pudo detener a tiempo el recorrido del efecto que en el aire el humano hacia en su dirección con espada en mano.

Demian solo sintió la fuerza de la espada hundiéndose en algo solido entre la gigantesca sombra; sin darse cuenta acababa herir de muerte a su enemigo venciéndolo de la manera mas fortuita posible.

Cayó casi dos metros unido al cuerpo moribundo de un gran murciélago que vestía una cazadora de cuero negra, le dolía mucho el coxis y la espalda, empujo el cuerpo que vertía sangre sobre el y se arqueo antes de sentarse por un momento a recobrar el aliento, estuvo a punto de morir a manos de esa cosa; nunca en su vida había visto un murciélago de semejante tamaño y peso, era tan grande como un ser humano, con alas que al extenderse bien podrían medir tres metros cada una, con miedo se arrastro y noto que aun tenia el tobillo sujeto con la punta del látigo; se soltó y se puso de pie, mirando directo a la luna noto que ya esta comenzaba a ocultarse tras una montaña, dio tres pasos en dirección del zorro y volvió sobre ellos pensando en que era mejor llevar consigo la espada que aun se encontraba atravesada en medio del pecho del quiróptero; cuando se inclino sobre el cuerpo de piel oscura y coloco sus dos manos sobre la empuñadura sintió como lo tomaban del pescuezo y lo lanzaban al pasto.

El extraño ser alado lo apretó por el cuello de su chaqueta y lo atraía hacia el, manteniéndolo tan cerca que su fétido y agridulce aliento le escocía la nariz – Maldito lupino, los traidores no pueden ocultarse de Lord Maldker – murmuro escupiendo sangre con la ultima palabra y el ultimo aliento que le quedaba.

Demian tembló mientras los delgados  dedos del murciélago soltaban su prenda, ¿de que hablaba este monstruo  ¿Quién era Lord Maldker? ¿Y porque lo llamo lupino?; las rodillas le continuaron temblando mientras se ponía de pie apretando los puños.

El humano se indignó consigo mismo, no había un animal sobre la tierra que le infringiera miedo, el estaba hasta la cúspide de la cadena evolutiva pensó -¡los hombres no le tememos a las bestias!, ¡ monstruo!- le grito al cuerpo muerto mientras con un pie sobre el pecho del murciélago y otra en la empuñadura de la espada logro sacarla en un solo intento.

Necesito de toda su fuerza para volver a colocar al zorro sobre su hombro izquierdo y recorrer lo que le faltaba de camino arrastrando los pies con el peso de la espada en su mano derecha. Al este comenzaba a dibujarse una tenue luz naranja cuando una loba gris vestida con una túnica negra abría la puerta de la cabaña.


II


-¿Como esta?- pregunto cayendo al suelo de tablas, hacia casi media hora había dejado al zorro blanco sobre una especie de colchón de donde salía paja seca por las esquinas de la tela que la cubría; la loba no le respondió, estaba ocupada aplicándole menjurjes a las heridas del vulpino.

Demian recorrió con la mirada el sombrío lugar, todo el mobiliario era de madera y fabricado de la manera mas burda posible; en la esquina mas alejada de la puerta se encontraba la cama con su colchón de paja, a su lado una chimenea de piedra con el fuego crepitando y sobre el colgando de una especie de gancho movido por una polea una gran olla de cuyo interior salía vapor; por todas partes colgaban raíces y todo tipo de plantas secas colocadas de forma aparentemente desordenada aquí y allá; y en medio de todo había una gran mesa con geodas de distintos tipos, si a toda la ecuación se le incluía el extraño olor que impregnaba todo el sitio, esta cabaña tenia todas las posibilidades de ser la guarida de una bruja.

-¡Oye tu!- Demian quiso llamar la atención de la loba, ella solo giro sus ojos mirándolo desafiante – ¿baño?- pregunto sin educación. Ella arqueo los ojos. –Ya sabes, un sitio donde pueda regar la plantita- dijo –Tengo ganas de mear, coño- subió la voz.

-Solo sal afuera- le dijo ella apartando la mirada – y lávate la sangre o atraerás a los tenebrae – agrego sin mirarlo.

La luz del sol lo golpeo cuando salió fuera, Demian miro arriba usando una mano de visera y calculo que serian las siete de la mañana, escucho a su derecha el rumor de agua corriendo y supuso que el río estaba bastante cerca y antes de llegar se detuvo frente a un árbol para vaciar su vejiga.

Se fue quitando la ropa que estaba algo tiesa en varios lugares debido a la sangre seca y quedo desnudo, parado en medio de un arroyuelo que le daba a mitad de las pantorrillas; Demian miro su reflejo en el agua y el corazón se le acelero, un gran lobo negro le devolvía la mirada, miro al frente respirando con dificultad.

Volvió a bajar la mirada y el lobo seguía allí mirándolo con susto, se miro las manos y seguían siendo manos, se toco y no sintió pelaje, pero; allí estaba la imagen de un lobo con sus mismos ojos color miel que eran tan claros que podían pasar por amarillos desde el otro lado del reflejo del agua.

Demian se sentó desnudo a la ribera del calmo río  ¿Qué significa esto? Miro su ropa sucia de sangre y la metió en el agua tratando de sacar la mancha pero solo logro convertir el rojo negruzco en crema oscuro.

Con el culo en pompa seguía restregando su ropa contra una piedra cuando la loba le hablo – Eso solo saldrá con sal- el salto del susto y metió medio cuerpo dentro del rio.

-¿Como fue?- le pregunto la loba sentándose sobre una gran piedra y mirándolo de arriba a abajo.
- No lo se, a mi solo me dijeron que lo trajera hasta aquí- no mentía, el no sabia nada mas, no sabia ni siquiera de quien se trataba.

-No te pregunto por el Supremum…- noto que el no entendió y le aclaro –No me refiero al… chico herido – se cruzo de brazos - ¿Cómo llegaste tu aquí?- lo señalo con una garra. – ¿De donde vienes? Y ¿Qué eres?- quiso saber sin dejarlo responder –… ¿Quien eres?-

Demian bajo la vista y el lobo del reflejo lo miro – Soy un lobo- mintió.

A lo lejos se comenzaron a oír pasos y no pocos de ellos, se oían lamentaciones y muchos sonidos de patas arrastradas, Selene se levanto arremangándose la túnica y salió corriendo por el lado frontal de su cabaña, a Demian no le quedo mas que salir del agua y ponerse la ropa mojada con olor a metal que chorreaba agua mientras caminaba.

Lo que vio frente la cabaña podría decirse que era un ejército en su retirada, muchos heridos vendados improvisadamente eran apiñados bajo los arboles cercanos a la casa de la bruja, Selene corría de un lado a otro repartiendo gasas embebidas en menjurje color violeta para algunos y verde para otros; Era increíble la cantidad de heridos que fueron llegando por su emplaste; mientras observaba la escena Demian se dio cuenta que el bando de Selene y del chico herido como lo llamo ella eran los de armadura plateada; lo asombro que no fueran todos de la misma especie, presas y depredadores naturales por igual en una misma causa y bando ¿como era que se formaban los bandos o los ejércitos de este mundo? No tenían el mismo color de pelaje o de escamas, el humano levantó la vista y noto otra cosa, el único lobo era Selene era la única de esa especie, habían muchos zorros, conejos, leones, ardillas, perros, equinos y uno que otro lagarto pero solo un lobo, -dos- se corrigió.

De repente quiso saber mas sobre este mundo y la guerra que se peleaba en ella. Un zorro rojo se acerco a él -Gracias- le dijo y Demian reconoció de inmediato la voz que le dio la orden la noche anterior –Sabia que aparecerías cuando mas te necesitara- el zorro lo abrazo  y el se volvió como de piedra. ¿Qué significaba todo esto?

-Aequus- llamo Selene al zorro rojo pero mirando directamente al hombre –Rex se encuentra dentro – sus ojos cambiaron de dirección –Pregunto por ti- apunto con su hocico en dirección a la puerta de la cabaña. Aeguus dio los pasos que le faltaban para llegar a la puerta pero antes de cruzarla giro la cabeza y dirigiéndose al humano le dijo – Gracias Astrum- antes de perderse en la penumbra. Demian abrió mucho los ojos ¿Por qué lo llamo así? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta, comenzó a sentirse mareado y se sostuvo de la pared de troncos.

Selene se acerco a el casi con la misma expresión de susto – ¿Astrum? ¿Por qué Aeguus te llamo Astrum?- le pregunto la loba en voz baja, pero Demian no tenia respuesta – Ven – lo jaloneo fuera de la vista de todos para confrontarlo y ya de pie frente a el se quedo mirándolo de arriba abajo buscando un indicio, el humano por alguna razón que no se explicaba desviaba la vista aun después de que ella  lo tomara por la barbilla y acercara su hocico tanto como era posible para mirarlo a los ojos – Mírame- le pidió ella casi suplicante.

Demian levanto la vista lentamente y noto como ella aspiro fuerte antes de afirmar en un susurro - Astrum – Demian pensó por un momento que ella se le echaría encima, pero no lo hizo y el no sabia si alegrarse por eso o lamentarlo, tal vez ahora alguien podría explicarle todo; Selene dio dos pasos atrás y le dio la espalda cruzando sus brazos al nivel del pecho - ¿Dónde estabas?, no se en que pensabas cuando decidiste dejarnos- La loba se encogió de hombros sollozando.

El no respondió, otra vez no tenia respuesta para tantas preguntas; las suyas y ahora las de Selene. – ¿Por que te ves así? ¿Por qué no sentí tu presencia aunque estabas frente a mi?- Ella dio la vuelta y noto en su expresión mas confusión que la de ella misma. A la loba se le ocurrió una idea y cambio las preguntas que formulaba - ¿Cómo te llamas?- dio un paso hacia el y poso una de sus patas en el brazo del humano para llamar su atención.

El miro las zarpas de Selene deteniendo su atención en cada garra manchada y sucia de medicamento, suspiro y contesto en un tono casi inaudiblemente - Demian-

Desde la casa se escucho que llamaban y la loba salió en carrera sin soltar la manga del hombre por lo que el la siguió.

Sentado sobre la cama y de mejor semblante se encontraba el zorro que la noche anterior había traído a rastras, si estaba herido no lo parecía además se veía tranquilo y con cierta aura que Demian no lograba definir.

Aeguus estaba de pie junto a la chimenea encendida y miraba al convaleciente con una mezcla clara de respeto y obediencia, a los pies del zorro blanco sobre las cobijas se encontraba la pechera de una armadura en cuyo frente se encontraba tallada una especie de escudo de armas que no era mas que un triangulo y dentro un gran sol. Cuando el herido lo noto dentro de la habitación quiso ponerse de pie, una venda le cubría el cuello lo que hizo recordar a Demian el momento en que lo vio caer apretándose  justo allí donde  se encontraba la herida.

El zorro rojo camino hasta la cama y lo ayudo a pararse justo cuando con una voz profunda y ronca que no parecía provenir de alguien con su fisionomía, fuera del  hecho de ser un animal parado erecto en sus dos patas se notaba su delgadez, dijo – Astrum, amigo – tendió su pata hacia el humano para estrechársela – Estábamos seguros que volverías- carraspeo mirando a Selene.

Se sentó con la espalda recta demostrando su porte antes de volver a hablar – Espero que durante tu ausencia dieras con la solución a todo esto- comento con expresión seria y una zarpa empuñada posada sobre su muslo izquierdo – Cada vez es mas difícil para nosotros enfrentarnos a Prudentibus – el nombre no causo ningún efecto sobre Demian – Atrás quedo tu bondadoso mentor, si es que alguna vez fue bondadoso… a estas alturas no se que pensar Astrum – suspiro fuerte – La noche que desapareciste todos creímos que el que no volvería seria precisamente él- no pudo evitar sonar casi suplicante – Me aseguraste que sabias como neutralizarlo- toda la atención estaba puesta en el hombre, tres pares de ojos lo miraban y el no sabia que responder por lo que nada dijo.

-¿Que paso exactamente?- le pregunto directamente el altivo monarca.
- Supremum, ¿cree que este es un buen momento para hablar del tema? – interrumpió Selene suponiendo que Demian no sabría que responder.

- El maldito Prudentibus acabo con toda tu especie, ¿Cuánto mas pretenden ustedes Lupinos que esperemos?- puntualizo ya sin paciencia y subiendo un poco la voz. - ¿Cuántos mas deben morir?- suspiro otra vez estrujándose los ojos cansado –Selene, ¿en cuanto tiempo estaremos completamente restablecidos?- pregunto.

-Al anochecer todas las heridas estarán cerradas, Supremum- respondió muy seria.
-Perfecto… Aeguus, mañana al amanecer partimos rumbo a Quiete Castellum – Dijo dando por terminada la improvisada reunión.

III

El sol empezaba a ocultarse por el oeste plasmando un reflejo rojizo en casi todo lo que tocaba -Hace mucho- comenzó Selene como si de una historia infantil se tratase – Todo era perfecto, como tenia que ser- suspiro añorando lo que ya no se percibía en el ambiente – Todos teníamos nuestro lugar y nuestra misión de vida justo como es- dirigió su mirada a Demian que estaba sentado sobre una gran roca un poco a su derecha.

-… Los Vulpinos rigen porque así debe ser… Los Castorea son artesanos porque así debe ser… Los equinus son guardianes porque así debe ser… Los quirópteros son cartógrafos porque así debe ser… Los rhinoceros son herreros porque así debe ser… Los ursi son con… -

-¡YA ENTENDI!...- La interrumpió el hombre con un grito – todo era como “debía ser”- bajo la voz un poco avergonzado- Si todo era como debía ser, ¿Qué paso? ¿Y que tengo yo que ver con todo eso? ¿Porque me siento como si esta situación fuese mi responsabilidad?- bajo los ojos sin estar seguro del porque.

-… Los lupinos somos…- se detuvo - éramos… considerados de otro nivel, debido a nuestro conocimiento empírico de todo cuanto existe… éramos así solo porque así debía…- se dio cuenta que repetía la lección cuando el chasqueo su lengua ruidosamente. – Disculpa, tu eras mejor que yo para estas cosas - bajo la vista cuando una lagrima pugnaba por salir de sus ojos pero; aspiro y continuo – Tu eras el mejor discípulo de Prudentibus, el era tu maestro y tu mentor, y tal vez tu mayor cómplice – Selene subió la mirada al horizonte que comenzaba a exhibir una gran cantidad de estrellas. – Pasaban horas discutiendo sobre los distintos planos y el porque había seres que no llegaban a pasar de uno a otro… su marco preferido era el porque a los humanos se les hacia tan difícil aprender las lecciones- sus cejas se fruncieron dando la apariencia de molestia – una vez me contaste que tu y Prudentibus pasaron a ese plano por pura curiosidad, ahora pienso que posiblemente fueran muchas mas de las que me contaste- apretó el hocico sonando sus dientes.

-¿Cómo que pasamos de un plano a otro? ¿Qué es un plano? ¿Un planeta? ¿A que te refieres?- quiso saber el humano.

-Este, como el humano son planos temporales donde venimos a aprender lecciones y a crecer- trato de ponerlo en palabras sencillas para que el lo pudiese entender – El plano de los humanos es de los mas bajos- hablo despectivamente.

-¿Pero que dices? ¿Los humanos estamos encima en la cadena evolutiva? ¿Acaso todo ese pelo te nublo el cerebro?- quiso ofenderle.

-Los humanos son seres sin conciencia, sin respeto, sin valores, sin moral y sin amor – hablo lentamente sin ponerle énfasis a nada – Y son así solo porque no son capaces de racionalizar las cosas verdaderamente importantes, se dejan obnubilar con los artículos materiales, apariencias externas, los placeres, los vicios; son incapaces de entender que todo lo que necesitan esta aquí- señalo su pecho.

Demian dio vuelta a sus ojos anticipando un sermón de tipo libro de autoayuda.

Selene ignoro su claro gesto de desprecio a las palabras que acababa de decir y continuo – Por ejemplo, se pasan toda la vida trabajando para darle seguridad a su familia y luego solo los llenan de cosas materiales y nada de compañía, buscan el amor durante toda su vida y cuando lo hayan se dedican a traicionarse, mentirse y despreciarse unos y otros, sienten celos cuando no pueden tener lo que otros tienen, no son capaces de ver mas allá de lo aparente porque se quedan en lo superficial, odian a los que son y piensan distinto; y, por todas esas razones y mas son capaces de matar… Ese plano es el mas difícil de pasar, existen tantas distracciones por todas partes – termino ella con un suspiro.

-¿Fuiste humana?- quiso saber Demian con genuino interés.
- Astrum, todos pasamos por ese plano… es una etapa que hay que pasar, es necesaria para activar la conciencia… Nunca entendí porque volvías a ese plano, pero todo querías analizarlo en presencia – La loba se restregó los ojos con expresión cansada. –Lo cierto es que creo de Prudentibus fue seducido por ese plano… de alguna manera comenzó a dudar de todo lo que se sabe tiene que ser, y; tu también cambiaste- cambio de posición echando sus patas hasta atrás y arqueando la espalda mientras aspiraba fuerte antes de continuar –Te negaste a volver a ese plano y te volviste taciturno, te sentabas justo allí con la mirada perdida – señalo con una zarpa un sitio un metro mas atrás de donde Demian se encontraba – Cuando te enteraste poco después que Prudentibus había atacado Quiete Castellum, te despediste de mi y me prometiste que lo solucionarías- guardo silencio.

Demian frunció los labios pensando luego se cruzo de piernas y pregunto - ¿Cómo me ves tu?-

-¿Ahora? Como un humano- respondió ella sin chistar.
-¿Y como puedes saber como somos los humanos?- siguió -¿si, aparentemente no somos de este plano?-

-Te lo acabo de decir, solo lo se… así somos, todo lo sabemos y lo entendemos- Selene estaba perdiendo la paciencia.

-Y, tu y Astrum… y yo ¿somos hermanos?- quiso saber Demian.

-No- respondió sin dar más explicaciones.

Y el lo entendió sin que ella dijera mas; eran pareja, por eso desde que ella escucho que lo llamaron Astrum parecía que en cualquier momento comenzaría a llorar. Astrum no era el nombre de un lobo cualquiera, era el nombre del lobo de Selene y muy posiblemente del causante de toda esta pesadilla en la que se había convertido este plano.

Demian se puso de pie – Si me ves como un humano ¿Cómo puedes saber que soy Astrum? Y no me salgas con que lo sabes porque lo sabes-

-En este plano desde que nacemos sabemos a que venimos, tal vez no esta muy claro como realizaremos el viaje que nos llevara a la meta, pero no tenemos que planear nada, todas las circunstancias y herramientas vienen para que se cumpla lo que venimos a aprender o enseñar, nacemos lupinos por una razón- suspiro- Además, no tenemos que pasar por las búsquedas, por el ensayo y error, por el cambio de parejas, nadie esta donde no debe y nadie nos tiene que asegurar que tendremos compañía, al momento de ver al otro sabemos que ese es quien posee la mitad de nuestro ser- subió la vista para mirar el firmamento tapizado de estrellas y una luna tan grande que parecía que al estirar el brazo podría tocarla.

-¿Exactamente cómo lo reconocen?- subió la voz. -¿Cómo sabes que yo soy Astrum?-

Selene se puso de pie y recorrió exactamente cinco pasos que la dejaron a un cuerpo de separación de Demian, levanto el brazo y con una garra toco justo en el sitio donde desde siempre los hombres adultos han exhibido algo llamado manzana de Adán – Solo yo puedo verlo- el se toco instintivamente.

-¿Qué vez allí?- mientras movía la cabeza de un lado a otro toqueteándose del cuello a  la nuca.

-Un punto rojo de luz- respondió aun señalándolo – No se que hiciste para anularte de tal manera que no fui capaz de notarlo antes- acaricio el lugar al que se estaba refiriendo –solo se que ya lo veo- dio varios pasos atrás alejándose de el.

-¿Que paso luego que Astrum desapareció? – cambio drásticamente de tema.

-Cuando te fuiste- lo corrigió ella – Prudentibus pidió una reunión del Sacra Concilium y… - Le dio la espalda a Demian mientras terminaba la oración – Esa noche todos los lupinos murieron- la escucho sollozar. – Puede que no lo recuerdes pero esto no es un valle despoblado- dio la vuelta encarándolo – ¿Ni siquiera recuerdas donde naciste? ¿Dónde nacieron tus padres? ¿No te suena Lupus Ululatus?- el hombre sintió ganas de consolarla, por alguna razón sintió ternura y ganas de protegerla y hacerle sentir que no estaba sola, porque no lo estaba.

-Pero, ¿porque en este Valle esta es la única casa en pie? ¿Los demás solo desaparecieron? ¿Y porque tu sigues viva?- le pregunto sin haber dado ni un paso hacia ella.

-Primero no tuve idea, luego pensé que era una especie de deuda moral contigo- se limpio la nariz antes de continuar – Ahora creo que es algo peor-

-Si aquí todo es como debe ser ¿por que Prudentibus cambio? ¿Acaso esa era su meta de vida? ¿Vino a este plano a acabarlo? ¿Quien es Lord Maldker?- eran demasiadas preguntas y tal vez no era tanto el tiempo del que se disponía para responderlas todas, Demian estaba confundido, mareado y hambriento; hace casi veinticuatro horas que no consumía alimento alguno y a los pocos que observo comiendo eran herbívoros, temía preguntar  si se podía comer carne y si la respuesta era si le horrorizaba pensar de donde provendría.

-Maldker no es otro que Prudentibus en su versión mas ególatra y no tengo idea si esta era su misión lo que si se es que ha puesto a dudar a la mayoría- a Selene se le ilumino el rostro a la luz de la luna llena como si de repente cayera en cuenta de algo –Se de un ritual que podría despertar tus poderes, claro solo si Prudentibus no daño los puntos de salida de energía- se acerco a el  y sin decir una palabra tomo su mano izquierda y procedió a detallar cada dedo durante largo rato subiendo la mirada hasta la luna de vez en cuando – Podría servir- le sonrió – Claro solo si tu quieres-

El hombre suspiro y solo dijo-Me das de comer-


IV


Estaba amaneciendo y tanto Demian como Selene habían decidido seguir con el  Supremum hasta Quiete Castellum, luego de lo que el había presenciado la noche anterior durante la ceremonia no podía negar que parte de todo lo que pasaba en este lugar tenia que ser cierto. Selene le dio un cambio de ropa por lo que el hombre llevaba otra túnica muy parecida a la que ella portaba pero un poco más corta e incluía un par de pantalones.

Ella iba caminando a su lado, traía un gran bolso de yute repleto de hierbas colgado de medio lado y otros mas pequeños que el ignoraba lo que contenían; el por su parte solo cargaba con la espada que encontró a medio camino y con que mato al murciélago gigante que trato de atraparlo colgada de un cinturón que completaba el atuendo. Movía nerviosamente los dedos de la mano izquierda; desde la noche anterior los sentía hormiguear y por todo su cuerpo una extraña energía lo recorría de extremidad en extremidad el estomago el rugía debido al hambre, definitivamente las manzanas por mas sanas que fuesen no le aportaban la suficiente energía; Selene lo miro y rebusco dentro de alguno de sus bolsos y le ofreció algo que se encontraba envuelto en una especie de papel artesanal muy delgado, para la sorpresa de Demian se trataba de una gran tira de carne seca.

Lo comió prácticamente de una sola mordida y mientras lo hacia no se preocupo por preguntar de que animal provenía, lo único que le importaba era que estaba deliciosa y con un liguero sabor ahumado que era seguro tenia que ver con en sitio donde la proteína fue dejada para que se deshidratara, cerro los ojos y una imagen de la parte trasera de la casa de Selene le llego clara a la mente y en ella logro ver una cuerda de donde colgaban los trozos de carne salada y bajo ella un hoyo repleto de carbones ardiendo.

La noche anterior sentados a la ribera del rio ella le pidió que cerrara los ojos, Demian estaba en el medio de una especie de circulo ceremonial, con simbolismos pintados aquí y allá mientras ella le daba instrucciones sobre como respirar y en que parte de su cuerpo enfocarse cada vez, en un principio pensó que eran tonterías hasta que después de tantas respiraciones e imaginar colores dentro de su cuerpo tal como ella le pedía comenzó a sentir un hormigueo en sus dedos, abrió los ojos y noto como inconscientemente sus dedos se movían y de la punta cuatro de ellos emergía energía en colores consistente a cada elementos -¿Qué pasa Selene?- se puso nervioso mientras lo rodeaban luces traslucidas.

-Cálmate, todo esta saliendo bien… pero tienes que mantenerte calmado… no dejes de respirar – ella para dar el ejemplo inhalaba y exhalaba sentada tres metros frente a el con una sonrisa de triunfo.

La energía alrededor de Demian comenzaba a mostrar consistencia, la luz azulada se volvía acuosa, de la luz naranja salían llamaradas, el halo de luz blanca fue desapareciendo y su lugar lo fue tomando un golpe de viento que a simple vista no se notaba y por ultimo varias y pequeñas piedras y flores lo circundaban como si de lunas se tratasen y estuviesen recorriendo una órbita alrededor de el; Demian trataba de mantener la calma pero algo así no recordó ver jamás.

-Cierra los ojos, tienes que dejar que tu cuerpo recuerde como se siente y no dejes de respirar… concéntrate en respirar- ella inhalaba y exhalaba; y continuaba explicandole - las energía se bloquean por nuestro estado de animo, animo confundido o exaltado solo puede generar energías dispersas y muchas veces incontrolables - inhalaba y exhalaba- Tu las controlas a ellas, ellas no a ti- inhalaba y exhalaba.

-No podre aprender todo esto en una noche- se quejo el.

-No tienes nada que aprender, todo esto ya lo sabes… esta en ti- la mirada de Selene se ensombreció como si recordara algo – Me gustaría que recordaras como  pensabas solucionar todo-

A el le hubiese encantado saberlo, pero solo lograba recordar su vida de humano - ¿Cuánto tiempo estuve…lejos?- pregunto con los ojos cerrados y tratando de controlar su respiración.

-Mucho- respondió ella.

-¿Cuánto es mucho?- insistió.

-Shhhhh, cállate-  ella corto el tema y pasaron varias horas mas tratando de que Demian recordara la manera de activar cada poder energético, luego durmieron varias horas uno al lado del otro bajo una de las ventanas de la casa y al llegar el momento en que el Supremum, Aequus y su ejercito completamente repuesto decidieron continuar su camino directo a Quiete Castellum, ellos de manera independiente del otro decidieron hacer lo mismo.

-Gracias- le dijo Demian cuando trago casi sin masticar el ultimo trozo de carne seca.
-Era uno de los heridos- dijo ella aguantando la risa.

-¡Dios!... ¿en serio?- casi al borde del asco.

-Jajajaja… ¿como crees?-  se giro y le giño un ojo- también aquí existen animales para el consumo, no todos en este o cualquier mundo están al mismo nivel de conciencia… por eso algunos sirven de alimento a otros- trato de explicarle.

-Pero no es normal, ¿animales que comen animales?- ni el lo entendía

-No somos animales y los animales carnívoros siempre han comido otros animales ¿o no?- se dio la vuelta y lo encaro caminando de espaldas sin detenerse.

-¿Porque hablamos el mismo idioma?… ¿los humanos y ustedes, hablan los mismos idiomas?- pregunto cambiando el tema.

-Es que tu no estas hablando un idioma que los humanos puedan entender- le aclaro ella sonriendo otra vez.

El corazón se le acelero a Demian, supuso que se debía al ejercicio - ¿Cuánto nos falta aun para llegar?- Seguramente serian pasadas las horas del medio día calculaba el, mientras notaba que otro grupo comandado por mas vulpinos salía de entre el bosque y se acercaban a saludar y hacerle reverencias directamente al Supremum que debió detenerse al reunirse los grupos.

-¿Porque cuando Aequus me envió contigo dijo que el era especial?- pregunto sin quitarle la vista al joven vulpino de blanco pelaje.

-Todos los vulpinos rigen pero los de la estirpe del Supremum nacieron para ser monarcas de todos en general, es al nacer los llaman Rex y luego van sucediendo a sus padres- Selene lo tomo de la mano y se dirigió con el hasta la improvisada reunión.

Al llegar al lugar la loba obligo al hombre a permanecer de pie al lado del Rey de los vulpinos quien lo saludo inclinando la cabeza mientras todos los demás estrechaban  su mano y los mas efusivos lo abrazaban diciéndole que hace tiempo lo esperaban.

-Bien ya estamos todos- Dijo el Sumpremum – Imagino que Prudentibus también lo sabe, por lo que no veo que esa sea razón para escondernos en el bosque- cubrió sus ojos para mirar directo donde se encontraba el castillo – Ahora hay muros, nunca necesitamos muros en Quiete Castellum – suspiro controlándose.

Selene murmuro muy bajo - El mal existe para que surjan guerreros que venciéndolos nos lleven a un mundo mejor y más justo- Demian asintió afirmando con esto que estaba de acuerdo y no porque sus viejas memorias volvieran a el. Era evidente que este marco como lo llamaba Selene era como un pozo de aguas tranquilas donde de tanta tranquilidad paso a que irónicamente no pasara nada; existían no vivían, hacían lo que se esperaba que hicieran, lo que estaba escrito y para lo que nacieron, por consiguiente morían cuando tenían que morir. En lugar de vida bien podría ser el equivalente a la cola en el cajero de un banco, la haces y al final sabes que realizaras tu operación o lo que para ellos es trascender yendo a otro plano, según lo que le había dicho ella.

Prudentibus les dio algo que por si mismo no fueron capaces de lograr, los volvió a la vida y les dio una razón para luchar todos los días, no era capaz de decirle a Selene lo que pensaba pero para el todos los dramas de los humanos incluidas sus bajas pasiones y sus apegos eran un aliciente, les daban vida y motivo a toda su existencia; el pensar que a medida que tu conciencia se eleva vas mirando todas las circunstancias con frialdad era algo que el no entendía; las lagrimas, las risas, la desesperación y hasta el stress empujan a muchas personas a mostrarse tal cual son y era lo mismo que estaba en otra sentido en este mismo plano.

Del grupo que los esperaba comenzaron a salir hembras de distintas especies repartiendo cuencos de barro que otra se encargaba de llenar con una especie de guiso de carne con papas, todos incluido el Supremum comieron de el y a medida que la tarde se fue poniendo decidieron  que lo mejor era adentrarse en el bosque mas que todo para que no los sorprendieran por ese punto.

-¿Astrum, ya estas listo para contarme como detendrás a Prudentibus?- pregunto el Supremum y todos alrededor de ambos guardaron silencio.

Selene quiso salirle al paso –Supremun, ¿cree que es nece…?- Demian la callo posando una de sus manos sobre rodilla de la lupina apretándola suavemente.

-La verdad Supremum es que no tengo idea de cómo hacer eso- suspiro –Tal vez debí aclararlo todo desde un principio… yo no recuerdo… no estoy seguro… yo no se que hacer- Demian no encontraba palabras que explicaran lo que en realidad el recordaba.

-Espera… ¿Qué es lo que no puedes recordar?- lo interrogo el rey -¿Cómo detenerlo?

 ¿Como llegar a el? ¿Que es exactamente lo que no recuerdas?-

Esta vez fue Selene la que hablo – No recuerda ser Astrum, no recuerda su vida aquí, no nos recuerda a nosotros- la loba bajo la vista dolida.

Detrás se escucharon murmullos.

 – Estamos condenados- Dijo un lepus justo frente a Demian

 -¿y ahora que será de nosotros?- se quejo un sciurus abrazando su cola.

- No le creo- Vocifero un magna feles tan alto que varios pudieron oírlo también.

- Seguro esta confabulado con Maldker – lo apoyo otro feles.

El Supremum se puso de pie –Todos conocemos a Astrum hace mucho, sabemos que es incapaz de mentir o engañar- dio varios pasos hasta Demian – Muchos hemos sido victimas de su sinceridad y su falta de tacto para decir las cosas- apoyo su pata derecha sobre el hombro del hombre y exclamo muy serio. –Yo le creo- luego dando la vuelta cambio de tema – Lo que debemos discutir ahora es como deshacernos de Prudentibus… Ya ha envenenado con sus dudas a lo que debe ser por suficiente tiempo nuestra tierra- busco con la mirada hasta encontrar a un grupo de mures – ¡Ieiunium! – Llamo en voz alta a uno de ellos y junto con los vulpinos, un equum y los dos Lupinos se apartaron un poco para discutir las estrategias con algo de privacidad -¿Qué información ha recabado tu valiente escuadrón? – pregunto dando la vuelta y manteniéndose erguido frente al pequeño grupo, la herida de su cuello había cerrado por completo lo que demostraba que Selene era una excelente curandera.

El aludido de pelaje blanquecino y cola muy rosa se acerco al monarca para comunicar al rey -Supremum, durante nuestras incursiones que fueron realizadas por distintas rutas y en diferentes posiciones solares y lunares para comprobar las mas seguras al momento de recuperar Quiete Castellum pudimos constatar que a pesar de no contar con vigilancia alrededor del muro a partir de los cuatro mil pasos y hasta llegar al castillo hay alrededor de cinco guardias por punta- guardo silencio esperando autorización para continuar su informe que de no ser porque se encontraba allí firme se podría pensar leyendo un informe escrito.

-¿A que se refiere con puntas? No hay ninguna calle que lleve directo al castillo ¿o, me equivoco Aequus? ¿El consejo de lupinos opino durante la construcción de Quiete Castellum que debía ser plasmado como el centro energético de un gran circulo que concentraba en si mismo el poder siendo equitativo con todos por eso la forma completa del valle es de espiral siendo su centro, el castillo? – dio la vuelta buscando con la vista a su lugar teniente.

-Es cierto Supremum, no hay esquinas- afirmo el zorro.

Demian meditaba rascándose la cabeza –Pero si es un espiral, debe haber un camino que llegue a ella, si lo miramos así- busco con la vista algo y al no encontrar lo que buscaba utilizo su dedo para dibujar en la tierra – si es un espiral- presiono dejando un punto que luego fue recorriendo haciendo la forma de un cascaron de caracol – todo esto es un camino- levanto la mirada.

-¿Pero que importancia tiene la forma en que fue construido el valle? Solo debemos entrar y ya, sin importar como- puntualizo alguien.

Selene tomo la palabra con el rostro serio – Tiene que ver, tiene que ver Supremum; para nosotros los lupinos el circulo es la forma mas sagrada… todas nuestras ceremonias se realizan dentro de un circulo… Quiete Castellum esta dentro de el espectro de alguna ceremonia o no se- cerro los ojos con fuerza- Tal vez Astrum lo sabría con certeza ¿han visto alguna otra cosa que pueda significar una marca?- dirigió la interrogante al mure.

-Olvidemos eso por un momento Selene por favor… Ieiunium por donde entramos- pregunto serio.

El mure se inclino en el  plano improvisado que dejo Demian y usando su garra señalo- desde que el sol se encuentra  a medio camino del oeste podemos entrar por acá, por acá y por acá- marco en la tierra – Luego de los cuatro mil pasos podemos ser capturados, pero todo depende que cuantos seamos por grupo, no se puede descartar su majestad que el numero de guardias no sea exacto o que mas cantidad de ellos se encuentren ocultos en las cercanías de los puntos en cuestión- acabo su explicación.

-Bien, sea como sea la incursión será algo descabellada, pero no podemos seguir esperando que las cosas se solucionen sin intervenir- volvió a erguirse y suspiro antes de dar las ordenes por grupo y despedirlos. – Astrum, Selene… por favor quédense- Rex Supremum se notaba realmente preocupado, a unos metros de ellos Aequus estaba alerta a cualquier movimiento extraño. –La noche antes de desaparecer, te reuniste conmigo; no tengo idea de cómo me hallaste pero lo hiciste. Yo me auto asile de mi castillo cuando las noticias de que Prudentibus atacaría Quiete Castellum llegaron a mi, actué como un cobarde hasta que tu me encontraste- su expresión cambio – Me dijiste que te sentías culpable porque nadie mas que tu deberías haber notado el cambio de tu maestro y compañero, pero que aun así esta era nuestra oportunidad de demostrar quienes éramos “Rex hay una razón por la que esta crisis llego en este momento… si tu lugar es de Supremum es porque puedes con esto, no estas solo”- tal como lo hizo cuando los demás dudaron de el y lo apoyo, se acerco a Demian y apoyo una de sus zarpas en su hombro- me dijiste que debíamos actuar rápido porque el propio Prudentibus podría llegar a la misma conclusión y eso pondría en peligro a tu especie – ahora miro a Selene – por mas que te insistí no dijiste mas- guardo silencio un momento antes de caminar entre ellos en dirección a donde se encontraba Aequus – Espero eso te sirva para recordar… dejo todo en tus manos Astrum-.

V


La tarde comenzaba a teñirlo todo y los grupos se encontraban preparados para su incursión, agazapados alrededor del muro que protegía de sus salvadores a Quiete Castellum  esperaban la señal que darían los mures.

Selene y Demian no habían tenido tiempo de hablar, el aun no podía entender porque si ellos eran la clave para detener a Maldker o Prudentibus o como se llamara el los había dejado con vida; además, estaba el detalle de que el aun no recordaba nada. Mientras esperaban se le ocurrió preguntar una ultima cosa a la loba - ¿Cómo podíamos pasar Prudentibus y yo de un plano a otro?- le pregunto acercándose mucho a ella.

-Así- ella tomo su mano derecha entre las de ella y rebusco entre sus múltiples bolsos un pequeño trozo de carbón  y le dibujo un círculo en la palma con una estrella de ocho puntas dentro y dentro un símbolo que bien podría ser un ocho.

Demian miro -¿Solo así?- mirándose la palma.

-Claro que no… tienes que respirar… pensar en el plano donde quieres ir… y tocar el símbolo con las zarpas que controlan las tierra y el aire y cerrar las derechas en torno a ellos- sonrió y parecía que le explicaba la manera correcta de preparar un te.

-¿Todos podemos hacerlo? ¿Tu, el, yo?-

-Tu, el y un par mas en el valle… los lupinos tenemos concentrado la mayoría de nuestra energía aquí- abrió las palmas mostrándoselas a Demian.

-¿Y si pierdes un dedo?- pregunto sin quitar la vista del muro.

-El balance se pierde, además no son solo los dedos- le tomo la palma otra vez – Si yo presionara algunos puntos… ¿como este?- con la punta de su garra presiono suavemente en la falange de su dedo anular y le produjo inmediatamente un gran dolor de cabeza que lo hizo cerrar los ojos con fuerza – Esos solo son puntos que pueden general dolores físicos, algunos podrían detener las funciones de algún órgano o anular por completo tus poderes- Ella lo miro muy seria – ¿En eso pensabas Astrum?- busco sus ojos, pero ella le había provocado una jaqueca tan terrible que el solo escuchaba el latir de la vena en su sien hasta que ella toco allí con su zarpa y el dolor desapareció.

-Gracias- le dijo Demian y de forma natural la beso en los labios, y con ese simple toque su cabeza se lleno de imágenes de ella, de la primera vez que la vio recogiendo hiervas a las orillas del rio en Lupus Ululatus, ella era una cachorra que ayudaba a su madre y el ya era un aprendiz al cuidado de Prudentibus, de ella a la luz de la luna con su túnica nupcial, ella sonriendo, ella desnuda en la cama, ella sentada junto a la chimenea, su corazón se acelero justo como pasaba en todos esos momentos cuando su ser racional sucumbía al amor que sentía por Selene – Mi hermosa luna, no haz cambiado… sigues siendo pésima para dar explicaciones- y la sostuvo así entre sus brazos, ella hizo que sus memorias volvieran, tal vez al aplicarle reflexología directamente en su cabeza apretó el botón que Prudentibus aflojo desequilibrando su percepción de la realidad cuando lo abandono en el marco de los humanos no sin antes hacerse pasar por su padre. Aspiro el aroma de su pareja perfecta mientras acariciaba su pelo y recordó todo lo que tenia que hacer. – Tengo que acercarme a Prudentibus, si fallamos dudo que tengamos otra oportunidad – con renuencia se separo de los brazos de la loba que tenia  los ojos húmedos.

-Astrum… mi amor…- quiso retenerlo.

-No hay tiempo mi lunita- la dejo y a grandes zancadas se dirigió a donde el Supremum esperaba también la señal, se detuvo a su lado y acercando su hocico a la oreja del Monarca exclamo – es una trampa Rex-

El Zorro lo miro – No puede ser, los mures tienen mucho tiempo planeando y estudiando el como acceder a  Quiete Castellum-

-Seguro que si, pero en el momento en el que entremos usaran a los habitantes para manipular nuestras acciones, tenias razón Rex, a Prudentibus no le importa nadie mas que el mismo… se dejo ganar por la soberbia y me dejo vivo solo para exponer el hecho de que yo nunca podría superarlo; pero la duda a entrado tanto en el que tampoco se lo cree y lo demostró al dejar viva a Selene para usarla en mi contra cuando yo volviera- ahora era Astrum quien apoyaba sus garras en el hombro del joven monarca para tranquilizarlo – Déjame ir solo-  mientras le guiñaba un ojo, ahora volvía a ser el Astrum que siempre fue, el lobo seguro de cada paso que daba… y esta vez no estaba dispuesto a creer en el arrepentimiento de Prudentibus.

Astrum estaba dentro de Quiete Castellum, el Supremum accedió a dejarlo ir solo si lo acompañaba Aequus y el jefe de los mures para guiarlos. Aun había luna llena lo que significaba que no podrían ocultarse entre las sombras y aunque la hora no era tan siniestra todos se encontraban guardados en sus casas, posiblemente enterados de lo que sucedería esa misma noche, seguramente inflándole energías positivas a sus seres queridos en la lucha por la vuelta al hogar arrebatado.

Ni un alma a los mil pasos, ni sonidos a los dos mil, ni sombras a los tres mil, sigilo en las próximas hasta que fueron visibles los guardias Astrum permitió que lo acompañaran – En adelante voy solo- anuncio.

-El Supremum me pidió que no te dejase solo Astrum entiéndelo- susurro el zorro mientras el roedor esperaba expectrante sin apartar sus ojos de los guardias que estaban a pocos metros de ellos.

-Aequus ni haciéndote invisible podrás pasar al castillo, en lo que des un paso dentro de esa marca Prudentibus sentirá tu energía y sabrá exactamente donde estas y por consiguiente sus guardias también- Astrum no se quedaría a escuchar mas quejas y argumentos  – espera mi señal y así sabrás que todo a terminado-

-¿Que señal Astrum?- Pregunto Aeguus antes de verlo desaparecer tras una sobra. El zorro y el ratón se quedaron allí esperando la señal.

Su pelaje le hacia fácil esconderse en la oscuridad, el problema era que esta noche no estaba muy oscura porque lo que tuvo que recurrir a otros métodos, el lobo cerro los ojos y aquieto su corazón mientras con lo que hace poco considero su dedo anular sobre su cabeza desapareció llevado por una repentina brisa que lo desintegro y lo volvió a aparecer del otro lado de los guardias de Prudentibus tras una pared.

El lobo trato de controlar su flujo de energía para no ser detectado por el sistema de seguridad en que Prudentibus convirtió uno de los mejores rituales de protección de los  lupinos, sabia que seria poco probable que su antiguo maestro ya no estuviese enterado de su presencia debido a que solo dio varios pasos dentro de la marca del ritual cuando vio un gran numero de quiróptero volando fuera de su rango de visión alrededor del castillo y sobre el, aun así mantuvo su energía lo mas bajo que se podía sin correr el riesgo de caer desmayado. El lobo se deslizo por sobre los techos tratando de ser sigiloso y cuando estaba ya a cincuenta pasos de la entrada del castillo algo le olio mal. A la vista no había ni un solo guardia, Astrum se acerco a la pequeña garita de seguridad que se encontraba en la puerta y esta se hallaba también vacía – Esta es otra trampa Astrum- se dijo a si mismo adentrándose en la parte interna del castillo.

-¿Dónde están los guardias?- susurro mientras a cada paso que daba se ponía mas nervioso, de repente en medio del patio central aparecieron los guardias armados con espadas, hachas, machetes; lo miraban con fiereza mientras lo rodeaban lentamente. -¿Saben que? No tengo tiempo para eso- y acto seguido elevo el anular desapareciendo en un viento un poco mas fuerte que recorría los pasillos del castillo, desde hace rato sentía una presión en el pecho que  no le decía nada bueno.

Astrum entro a la sala principal que no era distinta a alguna que allá existido ya y donde aparte del trono estaba adornado con una gran chimenea labrada con las imágenes de los Supremum anteriores a Rex y que todos como el también se llamaron Rex, cada audiencia con el rey es tratada en esta sala que aunque no tiene adornos si muchas ventanas.

Y justo allí como un premio de caza se encontraba el porque de su mala espina. Su Selene lo miraba con ojos de miedo mientras su cuerpo colgaba sobre la chimenea, estaba viva y aterrorizada; ahora entendió Astrum la salida de los murciélagos, apenas Prudentibus sintió su energía entrando en su campo fue tras ella.

El gran lobo negro respiro profundo, el sabia la razón por la cual en este plano los lobos eran la máxima representación de la espiritualidad y el control energético; en otros planos eran considerados seres brutales y fieros llevados por los instintos y el hambre, este plano los redimía de esa imagen colectiva que viajaba de un marco temporal a otro, en este momento habría dado todo su conocimiento para poder despedazar de un zarpazo a Prudentibus, ahora quería volver a ser un lobo fiero y feroz  cualquier cosa con tal de salvar a su adorada Selene; desde que recobro sus memorias supo que esta era la intensión de su maestro; ¿como era que la envidia, las soberbia y el orgullo eran capaces de convertir a alguien tan sabio como Prudentibus en un mounstro sin corazón?.

-Aquí estoy… No necesitabas traer a Selene… yo ya estaba en camino- Vocifero dando unos pasos hasta la chimenea.

-¿Te gusta el regalo que me dieron mis nuevos discípulos?, Selene es una ofrenda para mí… un obsequio por mi triunfo absoluto – de las sombras alrededor de la sala se escucharon carcajadas. – No eres capaz ni de agradecer el que en mi infinita misericordia te haya dejado vivo- sus ojos rojos entre las penumbras fueron perfectamente visibles ahora para Astrum.

-¿Ahora aparte de Rey también eres Dios?- mientras con la mirada recorrían los oscuros alrededores.

-¿Tu que crees? Fui capaz de cambiar lo que era a mi placer-  se ufano.

-No eres especial por eso…bien sabes que todos podemos hacerlo… nuestra realidad es nuestra decisión… tu me lo enseñaste- trataba de hacer tiempo pero no encontraba una manera de distraerlo y poner a salvo a Selene. Tendrá que arriesgarse y el no era alguien de riesgo y menos cuando de la seguridad de su luna se trataba.

Astrum bufeo y antes de que Prudentibus se diera cuenta levanto el dedo anular y desapareció junto con Selene apagando el fuego de la chimenea. Cuando apareció estaban fuera de los muros.

La apretaba contra su pecho – Tengo que sacarte de aquí- la toco por todos lados cerciorándose de que las heridas no eran mas que arañazos, la abrazo fuerte y sin que ella se diera cuenta tras la espalda de su loba apretó con su derecha sus zarpas índice y medio haciéndolos desaparecer otra vez.

Selene tosía mientras el la obligaba a sentarse en un tronco frente a un fuego encendido en medio del bosque – Mi amor, necesito que me esperes aquí-

Ella estaba sin habla, tal vez aun en shock  con los ojos muy abiertos fijos en el, se sostenía muy fuerte de los hombros de su pareja -No mi amor… por favor Astrum… por favor- rogo.

-Volveré por ti mi luna - La beso y desapareció.


VI


Cinco segundos después de la desaparición de Selene y Astrum de la chimenea salieron grandes llamaradas que aparte de iluminar toda la sala también carbonizo a los discípulos más próximos a ella; desde entre las llamas surgió el lobo negro saltando directo a donde se encontraba Prudentibus y clavando sus colmillos en el cuello de su viejo maestro quien no se espero un ataque tan físico, los lupinos no eran así.

Prudentibus lo empujo, trato de quitárselo de encima pero la furia de Astrum era demasiada para enfrentarla de una forma distinta al instinto ancestral que alimentaba el carácter de los lobos. A Prudentibus le crecieron garras de acero como espuelones que clavo en la espalda de Astrum logrando por fin quitárselo de encima.

El lobo negro cayó en medio de la sala y escupió un buen pedazo de piel que se llevo del pescuezo de su contrincante, tenía una herida profunda en su costado izquierdo que lo hizo trastabillar perdiendo el paso, respiro hondo dando varios pasos delante y antes de dar otro levanto su dedo medio mientras de el salían llamas las cuales dirigió directamente a los restantes cómplices de su enemigo que aun quedaban aglutinados y escondidos tras las sombras, envueltos en llamas y luchando por su vida corrían o volaban esparciendo el fuego e iluminando los rincones.

-Hay cosas que no se pueden perdonar Prudentibus, podría haberte perdonado el que cambiaras por gusto todo lo que conocemos-  volvió a bufear – Pero nunca lo que le hiciste a los nuestros- otro paso – Tu miedo, tu egoísmo, tu crueldad, tus mentiras- la sangre corría por su costado y aun así no le drenaba la fuerza que lo empujaba a ir contra el maestro que ahora quería acabar con la vida de su amor. – Jeje, Pensé que serias mas difícil de vencer- la vista se le nublo un poco justo cuando llego ante Prudentibus.

Todo se ilumino haciéndole doler la vista, estaba agarrado de la túnica de Prudentibus en el medio de la nada existencial, solo era una luz blanca que cegaba. – ¿En realidad me crees tan fácil de vencer?- balbuceo Lord Maldker mientras sostenía la muñeca derecha de Astrum, el viejo maestro trataba de aparentar lucidez pero toda su ropa estaba llena de sangre lo que significaba que tendría que estar igual o peor que Astrum; tiro de su muñeca queriendo recuperarla pero Prudentibus lo tenia bien sujeto.

El viejo levanto el dedo anular y Astrum adivino sus intensiones trataría de dejarlo aquí tirado anulando su poder para pasar de un plano a otro; luchaba por soltarse y al no lograrlo en un ultimo momento hizo exactamente lo mismo que Prudentibus pensaba hacerle a el, paso su brazo izquierdo por encima y le apunto con su anular un gran golpazo de aire que causo el mismo efecto de la escopeta de caza que uso siendo humano.

Prudentibus Gritaba y agitaba el muñón que le quedo en lugar de extremidad apretándoselo con fuerza, Astrum lo observo y estuvo a punto de tener misericordia pero la imagen de Selene colgada sobre la chimenea no lo abandono por lo que sin dejar de apuntarle con su dedo repitió la acción dejándolo casi sin brazos, pensó en matarlo y acabar con su dolor, pero Prudentibus no podría ni así pagar así las vidas de las que dispuso sin razón. –Piensa mucho en lo que hiciste, tal vez aun tengas oportunidades- y desapareció tomando entre su palma derecha sus garras.

Le dolía todo el cuerpo y entre sus ojos se metía el reflejo del fuego, sentía que lo tocaban y escuchaba el tono de voz conocido pero no tenia fuerzas ni para quejarse, le ardía y le escocía el costado de su cuerpo y aun así se durmió con una clara sensación de alivio y la seguridad de que a partir de ahora todo estaría bien.