I
Demian decidió acampar justo en mitad del
bosque, era de esos hombres aficionados a la vida al aire libre, a la caza y a
la pesca, a pasarse días y días en soledad, de los que aman dormir bajo las
estrellas o en su defecto dentro de una carpa. Creía fielmente que los humanos
eran el eslabón más fuerte de la cadena y lo sentía con más ímpetu cuando entre
sus manos portaba una escopeta, no había nada que le agradara más que la
sensación de poder demostrar su valía frente a un gran y tonto animal.
Desde muy pequeño fue iniciado en esta clase de
actividades; y viéndolo bien sabia que
le gustaba tanto porque era lo único que lo unía realmente a su padre ya que
mientras el viejo estuvo vivo por lo menos una vez al año salían una semana de
caza, y era la semana mas divertida y entretenida de esos doce meses, eran
horas y horas aprendiendo de su viejo, trucos que luego con los años le
llegaron a salvar mas de una vez la vida.
Estos bosques muy al norte de su pueblo natal y
casi colindando con la frontera del país mantenían la mayoría del año una
temperatura entre fresca y tolerable de veintitrés grados durante el día para
luego durante la noche bajar hasta llegar casi al cero; por lo que el cazador
se encontraba siempre bien abrigado.
Para el la caza no era solo entretención, al
final de la semana podía cargar con varias pieles de zorro de distintos
tamaños, uno que otro ciervo y si tenia mucha suerte un oso negro y todas esas
pieles eran negociadas de antemano e irían a parar a una prestigiosa peletería;
no le sacaba tanto dinero como acostumbraba hacer cuando su viejo vivía, pero
era mas que suficiente para darse un pequeño gusto y sabor a su aburrida vida.
Habían pasado dos días y poco o nada de suerte
había tenido, no lo entendía del todo ya que cuando paro por provisiones en el
pueblo cercano se había enterado que había sido un buen año, con el centimetraje cubico ideal que hacia que el
pasto y plantas hiciera relucir con un esplendoroso verdor todo el monte, lo
que en circunstancias normales atraía a una buena cantidad de ciervos, conejos
y mas roedores que a su vez llamaban a especies mas grandes y mejor pagadas.
Pero este año ni las aves cantaban.
El hombre de mediana edad se encontraba sentado
frente al fuego delante de su carpa de dos puestos sin poder dormir, a pesar de
no haberse encontrado con una sola presa durante los días las ultimas dos
noches tenia la sensación perenne en el cuerpo que algo estaba a punto de
pasar, el cielo estaba despejado y una bruma multicolor llenaba el bosque de
extrañas sombras, sonidos de metales golpeando uno contra el otro perforaban
sus oídos, mas de una vez despertó debido a bufidos y aullidos escalofriantes
que le ponían la piel de gallina, sentía que algo pasaría y no podía esperar
que eso lo encontrara dormido. De repente de una gran sombra vio materializarse
frente a el al oso mas grande que alguna vez sus ojos llegaron a ver, estaba
parado en dos patas y portaba una especie de armadura cobriza que acababa a
mitad de sus muslos, tenia también pantalones color café y sobre su cabeza
blandía una gran hacha de cobre brillante. Demian estiro su mano para alcanzar
la escopeta que descansaba contra el tronco caído donde se encontraba sentado
hasta hace un momento pero su mano se cerro en el vació, no había tronco,
fuego, carpa o escopeta.
-Grrrrrrr- escucho mientras era empujado a un
lado y su lugar era tomado por un zorro rojo de armadura plateada que parecía
exudar fuego debido a lo veloz de sus movimientos. Demian se arrastro de
espaldas mientras a su lado al frente y detrás
más y más animales en dos patas y vestidos con metalizadas armaduras
comenzaron a aparecer, pisaban fuerte a su alrededor mientras los ojos del
humano no podían absorber toda la escena a pesar estar abiertos al máximo.
Comenzó a gatear tratando de pasar entre los
grupos de contrincantes y las extremidades cercenadas junto a los cuerpos
moribundos de sus dueños, no era capaz de generan sonido alguno y por un
momento pensó que si llegaba a proferirlo seria descubierto y destazado sin
piedad, a su derecha un armadillo con un martillo casi tan grande como su
armazón daba de golpes al pecho de un guepardo y lo mandaba por lo menos a ocho
metros de distancia en el ultimo golpe. En medio de toda la absurda situación
el humano no paso por alto un patrón; todos eran animales en dos patas pero las
armaduras de un grupo eran de color cobre mientras los de sus oponentes era de
pura plata que a la luz de la luna llena las hacia parecer perlado.
¿Cuáles eran los héroes y cuales los villanos? No
era algo que Demian podría descifrar de solo verlos, de lo que si estaba seguro
era que para todos en conjunto el podría ser el único considerado un monstruo.
Oyó un aullido victorioso que ni siquiera pudo
identificar cerca de el y un zorro con el pelaje manchado de rojo que se con
sus dos patas apretaba su cuello con fuerzas cayo a su lado, de repente alguien
lo tomo por su chaqueta y le exigió para su sorpresa en su mismo idioma –
¡Llévatelo!... por el este encontraras la cabaña de Selene dile que el es
especial, que no puede equivocarse ¡Corre! – señalándole una dirección y
poniendo sobre su hombro izquierdo el cuerpo del zorro blanco que acababa de
ver caer. Demian no se detuvo a pensar, sujeto por su armadura al zorro que era
más ligero de lo que parecía en un principio y comenzó a correr en la dirección
indicada.
Salió del bosque y corrió todo lo que sus
piernas le permitieron, recorría un escampado mientras la luna frente a el y la
visión de una edificación campestre a los que parecían tres kilómetros delante
le afirmaba que el camino era el correcto; las pantorrillas comenzaron a
quemarle y lo obligaron a bajar el paso confiado de que en menos de una hora ya
seria libre de este compromiso que tuvo que aceptar. Al aminorar el paso el
humano pudo detallar un poco mas el sitio que recorría y que muy a pesar de ser
una planicie el monte había crecido tanto que le exigía levantar alto las rodillas al caminar y esto
precipitaba su fatiga, en estas condiciones el zorro ya no le parecía tan
ligero una hora después de camino; Demian estaba a punto de detenerse a
descansar cuando escucho un leve murmullo a sus espaldas, no tuvo tiempo de
darse vuelta o acelerar el paso cuando
un látigo rompió el silencio de la noche y dio de lleno en su espinazo.
De no haber sido por su chaqueta que demostró
ser muy resistente el golpe del látigo podría haberlo herido, pero en lugar de
eso lo empujo haciendo que soltara al vulpino, quien cayó por lo menos a metro
y medio de el, fuera de su alcance.
El humano dio la vuelta poniéndose de pie y le heló la sangre el no ser capaz de ver nada, con la luna llena a sus espaldas y
mirando en todas direcciones no lograba
dar con quien o que lo golpeo; lentamente trato de dar un paso en dirección al
inconsciente zorro cuando sintió un golpe en su tobillo y algo que lo
arrastraba mientras el trataba en vano de asirse de cualquier cosa, troncos,
raíces, ramas; nada detenía su paso y cuando estaba a punto de darse por
vencido y entregarse a la muerte su mano derecha toco algo metálico que resulto
ser una espada que en fracciones de segundos podría desaparecer de de su
alcance por lo que con la punta de un dedo recorrió todo su filo y superficie
tratando de no cortarse y cuando la empuñadura pasaba por entre su palma la
sostuvo con firmeza; El hombre dio una
vuelta con toda la fuerza que su torso le permitía quedando semi-sentado
y empuño la espada frente su pecho al momento en que llegaba al final de su
recorrido terrestre y era levantado en vilo hacia su oponente que ahora se
mostraba como una gran sombra que flotaba en el aire y quien no pudo detener a
tiempo el recorrido del efecto que en el aire el humano hacia en su dirección
con espada en mano.
Demian solo sintió la fuerza de la espada
hundiéndose en algo solido entre la gigantesca sombra; sin darse cuenta acababa
herir de muerte a su enemigo venciéndolo de la manera mas fortuita posible.
Cayó casi dos metros unido al cuerpo moribundo
de un gran murciélago que vestía una cazadora de cuero negra, le dolía mucho el
coxis y la espalda, empujo el cuerpo que vertía sangre sobre el y se arqueo
antes de sentarse por un momento a recobrar el aliento, estuvo a punto de morir
a manos de esa cosa; nunca en su vida había visto un murciélago de semejante
tamaño y peso, era tan grande como un ser humano, con alas que al extenderse
bien podrían medir tres metros cada una, con miedo se arrastro y noto que aun
tenia el tobillo sujeto con la punta del látigo; se soltó y se puso de pie,
mirando directo a la luna noto que ya esta comenzaba a ocultarse tras una montaña,
dio tres pasos en dirección del zorro y volvió sobre ellos pensando en que era
mejor llevar consigo la espada que aun se encontraba atravesada en medio del
pecho del quiróptero; cuando se inclino sobre el cuerpo de piel oscura y coloco
sus dos manos sobre la empuñadura sintió como lo tomaban del pescuezo y lo
lanzaban al pasto.
El extraño ser alado lo apretó por el cuello de
su chaqueta y lo atraía hacia el, manteniéndolo tan cerca que su fétido y
agridulce aliento le escocía la nariz – Maldito lupino, los traidores no pueden
ocultarse de Lord Maldker – murmuro escupiendo sangre con la ultima palabra y
el ultimo aliento que le quedaba.
Demian tembló mientras los delgados dedos del murciélago soltaban su prenda, ¿de
que hablaba este monstruo ¿Quién era Lord Maldker? ¿Y porque lo llamo lupino?;
las rodillas le continuaron temblando mientras se ponía de pie apretando los
puños.
El humano se indignó consigo mismo, no había un
animal sobre la tierra que le infringiera miedo, el estaba hasta la cúspide de
la cadena evolutiva pensó -¡los hombres no le tememos a las bestias!,
¡ monstruo!- le grito al cuerpo muerto mientras con un pie sobre el pecho del
murciélago y otra en la empuñadura de la espada logro sacarla en un solo
intento.
Necesito de toda su fuerza para volver a
colocar al zorro sobre su hombro izquierdo y recorrer lo que le faltaba de
camino arrastrando los pies con el peso de la espada en su mano derecha. Al
este comenzaba a dibujarse una tenue luz naranja cuando una loba gris vestida
con una túnica negra abría la puerta de la cabaña.
II
-¿Como esta?- pregunto cayendo al suelo de
tablas, hacia casi media hora había dejado al zorro blanco sobre una especie de
colchón de donde salía paja seca por las esquinas de la tela que la cubría; la
loba no le respondió, estaba ocupada aplicándole menjurjes a las heridas del
vulpino.
Demian recorrió con la mirada el sombrío lugar,
todo el mobiliario era de madera y fabricado de la manera mas burda posible; en
la esquina mas alejada de la puerta se encontraba la cama con su colchón de
paja, a su lado una chimenea de piedra con el fuego crepitando y sobre el
colgando de una especie de gancho movido por una polea una gran olla de cuyo
interior salía vapor; por todas partes colgaban raíces y todo tipo de plantas
secas colocadas de forma aparentemente desordenada aquí y allá; y en medio de
todo había una gran mesa con geodas de distintos tipos, si a toda la ecuación
se le incluía el extraño olor que impregnaba todo el sitio, esta cabaña tenia
todas las posibilidades de ser la guarida de una bruja.
-¡Oye tu!- Demian quiso llamar la atención de
la loba, ella solo giro sus ojos mirándolo desafiante – ¿baño?- pregunto sin
educación. Ella arqueo los ojos. –Ya sabes, un sitio donde pueda regar la
plantita- dijo –Tengo ganas de mear, coño- subió la voz.
-Solo sal afuera- le dijo ella apartando la
mirada – y lávate la sangre o atraerás a los tenebrae – agrego sin mirarlo.
La luz del sol lo golpeo cuando salió fuera,
Demian miro arriba usando una mano de visera y calculo que serian las siete de
la mañana, escucho a su derecha el rumor de agua corriendo y supuso que el río estaba bastante cerca y antes de llegar se detuvo frente a un árbol para vaciar
su vejiga.
Se fue quitando la ropa que estaba algo tiesa
en varios lugares debido a la sangre seca y quedo desnudo, parado en medio de
un arroyuelo que le daba a mitad de las pantorrillas; Demian miro su reflejo en
el agua y el corazón se le acelero, un gran lobo negro le devolvía la mirada,
miro al frente respirando con dificultad.
Volvió a bajar la mirada y el lobo seguía allí
mirándolo con susto, se miro las manos y seguían siendo manos, se toco y no
sintió pelaje, pero; allí estaba la imagen de un lobo con sus mismos ojos color
miel que eran tan claros que podían pasar por amarillos desde el otro lado del
reflejo del agua.
Demian se sentó desnudo a la ribera del calmo río ¿Qué significa esto? Miro su ropa sucia de sangre y la metió en el agua
tratando de sacar la mancha pero solo logro convertir el rojo negruzco en crema
oscuro.
Con el culo en pompa seguía restregando su ropa
contra una piedra cuando la loba le hablo – Eso solo saldrá con sal- el salto
del susto y metió medio cuerpo dentro del rio.
-¿Como fue?- le pregunto la loba sentándose
sobre una gran piedra y mirándolo de arriba a abajo.
- No lo se, a mi solo me dijeron que lo trajera
hasta aquí- no mentía, el no sabia nada mas, no sabia ni siquiera de quien se
trataba.
-No te pregunto por el Supremum…- noto que el
no entendió y le aclaro –No me refiero al… chico herido – se cruzo de brazos -
¿Cómo llegaste tu aquí?- lo señalo con una garra. – ¿De donde vienes? Y ¿Qué
eres?- quiso saber sin dejarlo responder –… ¿Quien eres?-
Demian bajo la vista y el lobo del reflejo lo
miro – Soy un lobo- mintió.
A lo lejos se comenzaron a oír pasos y no pocos
de ellos, se oían lamentaciones y muchos sonidos de patas arrastradas, Selene
se levanto arremangándose la túnica y salió corriendo por el lado frontal de su
cabaña, a Demian no le quedo mas que salir del agua y ponerse la ropa mojada
con olor a metal que chorreaba agua mientras caminaba.
Lo que vio frente la cabaña podría decirse que
era un ejército en su retirada, muchos heridos vendados improvisadamente eran
apiñados bajo los arboles cercanos a la casa de la bruja, Selene corría de un
lado a otro repartiendo gasas embebidas en menjurje color violeta para algunos
y verde para otros; Era increíble la cantidad de heridos que fueron llegando
por su emplaste; mientras observaba la escena Demian se dio cuenta que el bando
de Selene y del chico herido como lo llamo ella eran los de armadura plateada;
lo asombro que no fueran todos de la misma especie, presas y depredadores
naturales por igual en una misma causa y bando ¿como era que se formaban los
bandos o los ejércitos de este mundo? No tenían el mismo color de pelaje o de
escamas, el humano levantó la vista y noto otra cosa, el único lobo era Selene
era la única de esa especie, habían muchos zorros, conejos, leones, ardillas,
perros, equinos y uno que otro lagarto pero solo un lobo, -dos- se corrigió.
De repente quiso saber mas sobre este mundo y
la guerra que se peleaba en ella. Un zorro rojo se acerco a él -Gracias- le
dijo y Demian reconoció de inmediato la voz que le dio la orden la noche
anterior –Sabia que aparecerías cuando mas te necesitara- el zorro lo
abrazo y el se volvió como de piedra.
¿Qué significaba todo esto?
-Aequus- llamo Selene al zorro rojo pero
mirando directamente al hombre –Rex se encuentra dentro – sus ojos cambiaron de
dirección –Pregunto por ti- apunto con su hocico en dirección a la puerta de la
cabaña. Aeguus dio los pasos que le faltaban para llegar a la puerta pero antes
de cruzarla giro la cabeza y dirigiéndose al humano le dijo – Gracias Astrum-
antes de perderse en la penumbra. Demian abrió mucho los ojos ¿Por qué lo llamo
así? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta, comenzó a sentirse mareado y se
sostuvo de la pared de troncos.
Selene se acerco a el casi con la misma
expresión de susto – ¿Astrum? ¿Por qué Aeguus te llamo Astrum?- le pregunto la
loba en voz baja, pero Demian no tenia respuesta – Ven – lo jaloneo fuera de la
vista de todos para confrontarlo y ya de pie frente a el se quedo mirándolo de
arriba abajo buscando un indicio, el humano por alguna razón que no se
explicaba desviaba la vista aun después de que ella lo tomara por la barbilla y acercara su
hocico tanto como era posible para mirarlo a los ojos – Mírame- le pidió ella
casi suplicante.
Demian levanto la vista lentamente y noto como
ella aspiro fuerte antes de afirmar en un susurro - Astrum – Demian pensó por
un momento que ella se le echaría encima, pero no lo hizo y el no sabia si
alegrarse por eso o lamentarlo, tal vez ahora alguien podría explicarle todo;
Selene dio dos pasos atrás y le dio la espalda cruzando sus brazos al nivel del
pecho - ¿Dónde estabas?, no se en que pensabas cuando decidiste dejarnos- La
loba se encogió de hombros sollozando.
El no respondió, otra vez no tenia respuesta
para tantas preguntas; las suyas y ahora las de Selene. – ¿Por que te ves así?
¿Por qué no sentí tu presencia aunque estabas frente a mi?- Ella dio la vuelta
y noto en su expresión mas confusión que la de ella misma. A la loba se le
ocurrió una idea y cambio las preguntas que formulaba - ¿Cómo te llamas?- dio
un paso hacia el y poso una de sus patas en el brazo del humano para llamar su
atención.
El miro las zarpas de Selene deteniendo su
atención en cada garra manchada y sucia de medicamento, suspiro y contesto en
un tono casi inaudiblemente - Demian-
Desde la casa se escucho que llamaban y la loba
salió en carrera sin soltar la manga del hombre por lo que el la siguió.
Sentado sobre la cama y de mejor semblante se
encontraba el zorro que la noche anterior había traído a rastras, si estaba
herido no lo parecía además se veía tranquilo y con cierta aura que Demian no
lograba definir.
Aeguus estaba de pie junto a la chimenea
encendida y miraba al convaleciente con una mezcla clara de respeto y
obediencia, a los pies del zorro blanco sobre las cobijas se encontraba la
pechera de una armadura en cuyo frente se encontraba tallada una especie de
escudo de armas que no era mas que un triangulo y dentro un gran sol. Cuando el
herido lo noto dentro de la habitación quiso ponerse de pie, una venda le
cubría el cuello lo que hizo recordar a Demian el momento en que lo vio caer
apretándose justo allí donde se encontraba la herida.
El zorro rojo camino hasta la cama y lo ayudo a
pararse justo cuando con una voz profunda y ronca que no parecía provenir de
alguien con su fisionomía, fuera del hecho
de ser un animal parado erecto en sus dos patas se notaba su delgadez, dijo –
Astrum, amigo – tendió su pata hacia el humano para estrechársela – Estábamos
seguros que volverías- carraspeo mirando a Selene.
Se sentó con la espalda recta demostrando su
porte antes de volver a hablar – Espero que durante tu ausencia dieras con la
solución a todo esto- comento con expresión seria y una zarpa empuñada posada
sobre su muslo izquierdo – Cada vez es mas difícil para nosotros enfrentarnos a
Prudentibus – el nombre no causo ningún efecto sobre Demian – Atrás quedo tu
bondadoso mentor, si es que alguna vez fue bondadoso… a estas alturas no se que
pensar Astrum – suspiro fuerte – La noche que desapareciste todos creímos que
el que no volvería seria precisamente él- no pudo evitar sonar casi suplicante
– Me aseguraste que sabias como neutralizarlo- toda la atención estaba puesta
en el hombre, tres pares de ojos lo miraban y el no sabia que responder por lo
que nada dijo.
-¿Que paso exactamente?- le pregunto directamente
el altivo monarca.
- Supremum, ¿cree que este es un buen momento
para hablar del tema? – interrumpió Selene suponiendo que Demian no sabría que
responder.
- El maldito Prudentibus acabo con toda tu
especie, ¿Cuánto mas pretenden ustedes Lupinos que esperemos?- puntualizo ya
sin paciencia y subiendo un poco la voz. - ¿Cuántos mas deben morir?- suspiro
otra vez estrujándose los ojos cansado –Selene, ¿en cuanto tiempo estaremos
completamente restablecidos?- pregunto.
-Al anochecer todas las heridas estarán
cerradas, Supremum- respondió muy seria.
-Perfecto… Aeguus, mañana al amanecer partimos
rumbo a Quiete Castellum – Dijo dando por terminada la improvisada reunión.
III
El sol empezaba a ocultarse por el oeste
plasmando un reflejo rojizo en casi todo lo que tocaba -Hace mucho- comenzó
Selene como si de una historia infantil se tratase – Todo era perfecto, como
tenia que ser- suspiro añorando lo que ya no se percibía en el ambiente – Todos
teníamos nuestro lugar y nuestra misión de vida justo como es- dirigió su
mirada a Demian que estaba sentado sobre una gran roca un poco a su derecha.
-… Los Vulpinos rigen porque así debe ser… Los
Castorea son artesanos porque así debe ser… Los equinus son guardianes porque
así debe ser… Los quirópteros son cartógrafos porque así debe ser… Los
rhinoceros son herreros porque así debe ser… Los ursi son con… -
-¡YA ENTENDI!...- La interrumpió el hombre con
un grito – todo era como “debía ser”- bajo la voz un poco avergonzado- Si todo
era como debía ser, ¿Qué paso? ¿Y que tengo yo que ver con todo eso? ¿Porque me
siento como si esta situación fuese mi responsabilidad?- bajo los ojos sin
estar seguro del porque.
-… Los lupinos somos…- se detuvo - éramos…
considerados de otro nivel, debido a nuestro conocimiento empírico de todo
cuanto existe… éramos así solo porque así debía…- se dio cuenta que repetía la
lección cuando el chasqueo su lengua ruidosamente. – Disculpa, tu eras mejor
que yo para estas cosas - bajo la vista cuando una lagrima pugnaba por salir de
sus ojos pero; aspiro y continuo – Tu eras el mejor discípulo de Prudentibus,
el era tu maestro y tu mentor, y tal vez tu mayor cómplice – Selene subió la
mirada al horizonte que comenzaba a exhibir una gran cantidad de estrellas. –
Pasaban horas discutiendo sobre los distintos planos y el porque había seres
que no llegaban a pasar de uno a otro… su marco preferido era el porque a los
humanos se les hacia tan difícil aprender las lecciones- sus cejas se
fruncieron dando la apariencia de molestia – una vez me contaste que tu y
Prudentibus pasaron a ese plano por pura curiosidad, ahora pienso que
posiblemente fueran muchas mas de las que me contaste- apretó el hocico sonando
sus dientes.
-¿Cómo que pasamos de un plano a otro? ¿Qué es
un plano? ¿Un planeta? ¿A que te refieres?- quiso saber el humano.
-Este, como el humano son planos temporales
donde venimos a aprender lecciones y a crecer- trato de ponerlo en palabras
sencillas para que el lo pudiese entender – El plano de los humanos es de los
mas bajos- hablo despectivamente.
-¿Pero que dices? ¿Los humanos estamos encima
en la cadena evolutiva? ¿Acaso todo ese pelo te nublo el cerebro?- quiso ofenderle.
-Los humanos son seres sin conciencia, sin
respeto, sin valores, sin moral y sin amor – hablo lentamente sin ponerle énfasis
a nada – Y son así solo porque no son capaces de racionalizar las cosas
verdaderamente importantes, se dejan obnubilar con los artículos materiales,
apariencias externas, los placeres, los vicios; son incapaces de entender que
todo lo que necesitan esta aquí- señalo su pecho.
Demian dio vuelta a sus ojos anticipando un
sermón de tipo libro de autoayuda.
Selene ignoro su claro gesto de desprecio a las
palabras que acababa de decir y continuo – Por ejemplo, se pasan toda la vida
trabajando para darle seguridad a su familia y luego solo los llenan de cosas
materiales y nada de compañía, buscan el amor durante toda su vida y cuando lo
hayan se dedican a traicionarse, mentirse y despreciarse unos y otros, sienten
celos cuando no pueden tener lo que otros tienen, no son capaces de ver mas
allá de lo aparente porque se quedan en lo superficial, odian a los que son y
piensan distinto; y, por todas esas razones y mas son capaces de matar… Ese
plano es el mas difícil de pasar, existen tantas distracciones por todas partes
– termino ella con un suspiro.
-¿Fuiste humana?- quiso saber Demian con
genuino interés.
- Astrum, todos pasamos por ese plano… es una
etapa que hay que pasar, es necesaria para activar la conciencia… Nunca entendí
porque volvías a ese plano, pero todo querías analizarlo en presencia – La loba
se restregó los ojos con expresión cansada. –Lo cierto es que creo de
Prudentibus fue seducido por ese plano… de alguna manera comenzó a dudar de
todo lo que se sabe tiene que ser, y; tu también cambiaste- cambio de posición
echando sus patas hasta atrás y arqueando la espalda mientras aspiraba fuerte
antes de continuar –Te negaste a volver a ese plano y te volviste taciturno, te
sentabas justo allí con la mirada perdida – señalo con una zarpa un sitio un metro
mas atrás de donde Demian se encontraba – Cuando te enteraste poco después que
Prudentibus había atacado Quiete Castellum, te despediste de mi y me prometiste
que lo solucionarías- guardo silencio.
Demian frunció los labios pensando luego se
cruzo de piernas y pregunto - ¿Cómo me ves tu?-
-¿Ahora? Como un humano- respondió ella sin
chistar.
-¿Y como puedes saber como somos los humanos?-
siguió -¿si, aparentemente no somos de este plano?-
-Te lo acabo de decir, solo lo se… así somos,
todo lo sabemos y lo entendemos- Selene estaba perdiendo la paciencia.
-Y, tu y Astrum… y yo ¿somos hermanos?- quiso
saber Demian.
-No- respondió sin dar más explicaciones.
Y el lo entendió sin que ella dijera mas; eran
pareja, por eso desde que ella escucho que lo llamaron Astrum parecía que en
cualquier momento comenzaría a llorar. Astrum no era el nombre de un lobo
cualquiera, era el nombre del lobo de Selene y muy posiblemente del causante de
toda esta pesadilla en la que se había convertido este plano.
Demian se puso de pie – Si me ves como un
humano ¿Cómo puedes saber que soy Astrum? Y no me salgas con que lo sabes
porque lo sabes-
-En este plano desde que nacemos sabemos a que
venimos, tal vez no esta muy claro como realizaremos el viaje que nos llevara a
la meta, pero no tenemos que planear nada, todas las circunstancias y
herramientas vienen para que se cumpla lo que venimos a aprender o enseñar,
nacemos lupinos por una razón- suspiro- Además, no tenemos que pasar por las
búsquedas, por el ensayo y error, por el cambio de parejas, nadie esta donde no
debe y nadie nos tiene que asegurar que tendremos compañía, al momento de ver
al otro sabemos que ese es quien posee la mitad de nuestro ser- subió la vista
para mirar el firmamento tapizado de estrellas y una luna tan grande que
parecía que al estirar el brazo podría tocarla.
-¿Exactamente cómo lo reconocen?- subió la voz.
-¿Cómo sabes que yo soy Astrum?-
Selene se puso de pie y recorrió exactamente
cinco pasos que la dejaron a un cuerpo de separación de Demian, levanto el brazo
y con una garra toco justo en el sitio donde desde siempre los hombres adultos
han exhibido algo llamado manzana de Adán – Solo yo puedo verlo- el se toco
instintivamente.
-¿Qué vez allí?- mientras movía la cabeza de un
lado a otro toqueteándose del cuello a
la nuca.
-Un punto rojo de luz- respondió aun
señalándolo – No se que hiciste para anularte de tal manera que no fui capaz de
notarlo antes- acaricio el lugar al que se estaba refiriendo –solo se que ya lo
veo- dio varios pasos atrás alejándose de el.
-¿Que paso luego que Astrum desapareció? –
cambio drásticamente de tema.
-Cuando te fuiste- lo corrigió ella –
Prudentibus pidió una reunión del Sacra Concilium y… - Le dio la espalda a
Demian mientras terminaba la oración – Esa noche todos los lupinos murieron- la
escucho sollozar. – Puede que no lo recuerdes pero esto no es un valle
despoblado- dio la vuelta encarándolo – ¿Ni siquiera recuerdas donde naciste?
¿Dónde nacieron tus padres? ¿No te suena Lupus Ululatus?- el hombre sintió
ganas de consolarla, por alguna razón sintió ternura y ganas de protegerla y
hacerle sentir que no estaba sola, porque no lo estaba.
-Pero, ¿porque en este Valle esta es la única
casa en pie? ¿Los demás solo desaparecieron? ¿Y porque tu sigues viva?- le
pregunto sin haber dado ni un paso hacia ella.
-Primero no tuve idea, luego pensé que era una
especie de deuda moral contigo- se limpio la nariz antes de continuar – Ahora
creo que es algo peor-
-Si aquí todo es como debe ser ¿por que
Prudentibus cambio? ¿Acaso esa era su meta de vida? ¿Vino a este plano a
acabarlo? ¿Quien es Lord Maldker?- eran demasiadas preguntas y tal vez no era
tanto el tiempo del que se disponía para responderlas todas, Demian estaba
confundido, mareado y hambriento; hace casi veinticuatro horas que no consumía
alimento alguno y a los pocos que observo comiendo eran herbívoros, temía
preguntar si se podía comer carne y si
la respuesta era si le horrorizaba pensar de donde provendría.
-Maldker no es otro que Prudentibus en su
versión mas ególatra y no tengo idea si esta era su misión lo que si se es que
ha puesto a dudar a la mayoría- a Selene se le ilumino el rostro a la luz de la
luna llena como si de repente cayera en cuenta de algo –Se de un ritual que
podría despertar tus poderes, claro solo si Prudentibus no daño los puntos de
salida de energía- se acerco a el y sin
decir una palabra tomo su mano izquierda y procedió a detallar cada dedo
durante largo rato subiendo la mirada hasta la luna de vez en cuando – Podría servir-
le sonrió – Claro solo si tu quieres-
El hombre suspiro y solo dijo-Me das de comer-
IV
Estaba amaneciendo y tanto Demian como Selene
habían decidido seguir con el Supremum
hasta Quiete Castellum, luego de lo que el había presenciado la noche anterior
durante la ceremonia no podía negar que parte de todo lo que pasaba en este
lugar tenia que ser cierto. Selene le dio un cambio de ropa por lo que el
hombre llevaba otra túnica muy parecida a la que ella portaba pero un poco más
corta e incluía un par de pantalones.
Ella iba caminando a su lado, traía un gran
bolso de yute repleto de hierbas colgado de medio lado y otros mas pequeños que
el ignoraba lo que contenían; el por su parte solo cargaba con la espada que
encontró a medio camino y con que mato al murciélago gigante que trato de
atraparlo colgada de un cinturón que completaba el atuendo. Movía nerviosamente
los dedos de la mano izquierda; desde la noche anterior los sentía hormiguear y
por todo su cuerpo una extraña energía lo recorría de extremidad en extremidad
el estomago el rugía debido al hambre, definitivamente las manzanas por mas
sanas que fuesen no le aportaban la suficiente energía; Selene lo miro y
rebusco dentro de alguno de sus bolsos y le ofreció algo que se encontraba
envuelto en una especie de papel artesanal muy delgado, para la sorpresa de
Demian se trataba de una gran tira de carne seca.
Lo comió prácticamente de una sola mordida y
mientras lo hacia no se preocupo por preguntar de que animal provenía, lo único
que le importaba era que estaba deliciosa y con un liguero sabor ahumado que
era seguro tenia que ver con en sitio donde la proteína fue dejada para que se
deshidratara, cerro los ojos y una imagen de la parte trasera de la casa de
Selene le llego clara a la mente y en ella logro ver una cuerda de donde
colgaban los trozos de carne salada y bajo ella un hoyo repleto de carbones
ardiendo.
La noche anterior sentados a la ribera del rio
ella le pidió que cerrara los ojos, Demian estaba en el medio de una especie de
circulo ceremonial, con simbolismos pintados aquí y allá mientras ella le daba
instrucciones sobre como respirar y en que parte de su cuerpo enfocarse cada
vez, en un principio pensó que eran tonterías hasta que después de tantas
respiraciones e imaginar colores dentro de su cuerpo tal como ella le pedía
comenzó a sentir un hormigueo en sus dedos, abrió los ojos y noto como
inconscientemente sus dedos se movían y de la punta cuatro de ellos emergía
energía en colores consistente a cada elementos -¿Qué pasa Selene?- se puso
nervioso mientras lo rodeaban luces traslucidas.
-Cálmate, todo esta saliendo bien… pero tienes
que mantenerte calmado… no dejes de respirar – ella para dar el ejemplo
inhalaba y exhalaba sentada tres metros frente a el con una sonrisa de triunfo.
La energía alrededor de Demian comenzaba a
mostrar consistencia, la luz azulada se volvía acuosa, de la luz naranja salían
llamaradas, el halo de luz blanca fue desapareciendo y su lugar lo fue tomando
un golpe de viento que a simple vista no se notaba y por ultimo varias y
pequeñas piedras y flores lo circundaban como si de lunas se tratasen y
estuviesen recorriendo una órbita alrededor de el; Demian trataba de mantener
la calma pero algo así no recordó ver jamás.
-Cierra los ojos, tienes que dejar que tu
cuerpo recuerde como se siente y no dejes de respirar… concéntrate en respirar-
ella inhalaba y exhalaba; y continuaba explicandole - las energía se bloquean
por nuestro estado de animo, animo confundido o exaltado solo puede generar energías
dispersas y muchas veces incontrolables - inhalaba y exhalaba- Tu las controlas
a ellas, ellas no a ti- inhalaba y exhalaba.
-No podre aprender todo esto en una noche- se
quejo el.
-No tienes nada que aprender, todo esto ya lo
sabes… esta en ti- la mirada de Selene se ensombreció como si recordara algo –
Me gustaría que recordaras como pensabas
solucionar todo-
A el le hubiese encantado saberlo, pero solo
lograba recordar su vida de humano - ¿Cuánto tiempo estuve…lejos?- pregunto con
los ojos cerrados y tratando de controlar su respiración.
-Mucho- respondió ella.
-¿Cuánto es mucho?- insistió.
-Shhhhh, cállate- ella corto el tema y pasaron varias horas mas
tratando de que Demian recordara la manera de activar cada poder energético,
luego durmieron varias horas uno al lado del otro bajo una de las ventanas de
la casa y al llegar el momento en que el Supremum, Aequus y su ejercito
completamente repuesto decidieron continuar su camino directo a Quiete
Castellum, ellos de manera independiente del otro decidieron hacer lo mismo.
-Gracias- le dijo Demian cuando trago casi sin
masticar el ultimo trozo de carne seca.
-Era uno de los heridos- dijo ella aguantando
la risa.
-¡Dios!... ¿en serio?- casi al borde del asco.
-Jajajaja… ¿como crees?- se giro y le giño un ojo- también aquí
existen animales para el consumo, no todos en este o cualquier mundo están al
mismo nivel de conciencia… por eso algunos sirven de alimento a otros- trato de
explicarle.
-Pero no es normal, ¿animales que comen
animales?- ni el lo entendía
-No somos animales y los animales carnívoros
siempre han comido otros animales ¿o no?- se dio la vuelta y lo encaro
caminando de espaldas sin detenerse.
-¿Porque hablamos el mismo idioma?… ¿los
humanos y ustedes, hablan los mismos idiomas?- pregunto cambiando el tema.
-Es que tu no estas hablando un idioma que los
humanos puedan entender- le aclaro ella sonriendo otra vez.
El corazón se le acelero a Demian, supuso que
se debía al ejercicio - ¿Cuánto nos falta aun para llegar?- Seguramente serian
pasadas las horas del medio día calculaba el, mientras notaba que otro grupo
comandado por mas vulpinos salía de entre el bosque y se acercaban a saludar y
hacerle reverencias directamente al Supremum que debió detenerse al reunirse
los grupos.
-¿Porque cuando Aequus me envió contigo dijo
que el era especial?- pregunto sin quitarle la vista al joven vulpino de blanco
pelaje.
-Todos los vulpinos rigen pero los de la
estirpe del Supremum nacieron para ser monarcas de todos en general, es al
nacer los llaman Rex y luego van sucediendo a sus padres- Selene lo tomo de la
mano y se dirigió con el hasta la improvisada reunión.
Al llegar al lugar la loba obligo al hombre a
permanecer de pie al lado del Rey de los vulpinos quien lo saludo inclinando la
cabeza mientras todos los demás estrechaban
su mano y los mas efusivos lo abrazaban diciéndole que hace tiempo lo
esperaban.
-Bien ya estamos todos- Dijo el Sumpremum –
Imagino que Prudentibus también lo sabe, por lo que no veo que esa sea razón
para escondernos en el bosque- cubrió sus ojos para mirar directo donde se
encontraba el castillo – Ahora hay muros, nunca necesitamos muros en Quiete
Castellum – suspiro controlándose.
Selene murmuro muy bajo - El mal existe para
que surjan guerreros que venciéndolos nos lleven a un mundo mejor y más justo-
Demian asintió afirmando con esto que estaba de acuerdo y no porque sus viejas
memorias volvieran a el. Era evidente que este marco como lo llamaba Selene era
como un pozo de aguas tranquilas donde de tanta tranquilidad paso a que irónicamente
no pasara nada; existían no vivían, hacían lo que se esperaba que hicieran, lo
que estaba escrito y para lo que nacieron, por consiguiente morían cuando
tenían que morir. En lugar de vida bien podría ser el equivalente a la cola en
el cajero de un banco, la haces y al final sabes que realizaras tu operación o
lo que para ellos es trascender yendo a otro plano, según lo que le había dicho
ella.
Prudentibus les dio algo que por si mismo no
fueron capaces de lograr, los volvió a la vida y les dio una razón para luchar
todos los días, no era capaz de decirle a Selene lo que pensaba pero para el
todos los dramas de los humanos incluidas sus bajas pasiones y sus apegos eran
un aliciente, les daban vida y motivo a toda su existencia; el pensar que a medida
que tu conciencia se eleva vas mirando todas las circunstancias con frialdad
era algo que el no entendía; las lagrimas, las risas, la desesperación y hasta
el stress empujan a muchas personas a mostrarse tal cual son y era lo mismo que
estaba en otra sentido en este mismo plano.
Del grupo que los esperaba comenzaron a salir
hembras de distintas especies repartiendo cuencos de barro que otra se
encargaba de llenar con una especie de guiso de carne con papas, todos incluido
el Supremum comieron de el y a medida que la tarde se fue poniendo
decidieron que lo mejor era adentrarse
en el bosque mas que todo para que no los sorprendieran por ese punto.
-¿Astrum, ya estas listo para contarme como
detendrás a Prudentibus?- pregunto el Supremum y todos alrededor de ambos
guardaron silencio.
Selene quiso salirle al paso –Supremun, ¿cree
que es nece…?- Demian la callo posando una de sus manos sobre rodilla de la
lupina apretándola suavemente.
-La verdad Supremum es que no tengo idea de
cómo hacer eso- suspiro –Tal vez debí aclararlo todo desde un principio… yo no
recuerdo… no estoy seguro… yo no se que hacer- Demian no encontraba palabras
que explicaran lo que en realidad el recordaba.
-Espera… ¿Qué es lo que no puedes recordar?- lo
interrogo el rey -¿Cómo detenerlo?
¿Como llegar a el? ¿Que es exactamente lo que no recuerdas?-
¿Como llegar a el? ¿Que es exactamente lo que no recuerdas?-
Esta vez fue Selene la que hablo – No recuerda
ser Astrum, no recuerda su vida aquí, no nos recuerda a nosotros- la loba bajo
la vista dolida.
Detrás se escucharon murmullos.
–
Estamos condenados- Dijo un lepus justo frente a Demian
-¿y
ahora que será de nosotros?- se quejo un sciurus abrazando su cola.
- No le creo- Vocifero un magna feles tan alto
que varios pudieron oírlo también.
- Seguro esta confabulado con Maldker – lo
apoyo otro feles.
El Supremum se puso de pie –Todos conocemos a
Astrum hace mucho, sabemos que es incapaz de mentir o engañar- dio varios pasos
hasta Demian – Muchos hemos sido victimas de su sinceridad y su falta de tacto
para decir las cosas- apoyo su pata derecha sobre el hombro del hombre y
exclamo muy serio. –Yo le creo- luego dando la vuelta cambio de tema – Lo que
debemos discutir ahora es como deshacernos de Prudentibus… Ya ha envenenado con
sus dudas a lo que debe ser por suficiente tiempo nuestra tierra- busco con la
mirada hasta encontrar a un grupo de mures – ¡Ieiunium! – Llamo en voz alta a
uno de ellos y junto con los vulpinos, un equum y los dos Lupinos se apartaron
un poco para discutir las estrategias con algo de privacidad -¿Qué información
ha recabado tu valiente escuadrón? – pregunto dando la vuelta y manteniéndose
erguido frente al pequeño grupo, la herida de su cuello había cerrado por
completo lo que demostraba que Selene era una excelente curandera.
El aludido de pelaje blanquecino y cola muy
rosa se acerco al monarca para comunicar al rey -Supremum, durante nuestras
incursiones que fueron realizadas por distintas rutas y en diferentes
posiciones solares y lunares para comprobar las mas seguras al momento de
recuperar Quiete Castellum pudimos constatar que a pesar de no contar con
vigilancia alrededor del muro a partir de los cuatro mil pasos y hasta llegar
al castillo hay alrededor de cinco guardias por punta- guardo silencio
esperando autorización para continuar su informe que de no ser porque se
encontraba allí firme se podría pensar leyendo un informe escrito.
-¿A que se refiere con puntas? No hay ninguna
calle que lleve directo al castillo ¿o, me equivoco Aequus? ¿El consejo de
lupinos opino durante la construcción de Quiete Castellum que debía ser
plasmado como el centro energético de un gran circulo que concentraba en si
mismo el poder siendo equitativo con todos por eso la forma completa del valle
es de espiral siendo su centro, el castillo? – dio la vuelta buscando con la
vista a su lugar teniente.
-Es cierto Supremum, no hay esquinas- afirmo el
zorro.
Demian meditaba rascándose la cabeza –Pero si
es un espiral, debe haber un camino que llegue a ella, si lo miramos así- busco
con la vista algo y al no encontrar lo que buscaba utilizo su dedo para dibujar
en la tierra – si es un espiral- presiono dejando un punto que luego fue
recorriendo haciendo la forma de un cascaron de caracol – todo esto es un
camino- levanto la mirada.
-¿Pero que importancia tiene la forma en que
fue construido el valle? Solo debemos entrar y ya, sin importar como-
puntualizo alguien.
Selene tomo la palabra con el rostro serio –
Tiene que ver, tiene que ver Supremum; para nosotros los lupinos el circulo es
la forma mas sagrada… todas nuestras ceremonias se realizan dentro de un
circulo… Quiete Castellum esta dentro de el espectro de alguna ceremonia o no
se- cerro los ojos con fuerza- Tal vez Astrum lo sabría con certeza ¿han visto
alguna otra cosa que pueda significar una marca?- dirigió la interrogante al
mure.
-Olvidemos eso por un momento Selene por favor…
Ieiunium por donde entramos- pregunto serio.
El mure se inclino en el plano improvisado que dejo Demian y usando su
garra señalo- desde que el sol se encuentra
a medio camino del oeste podemos entrar por acá, por acá y por acá-
marco en la tierra – Luego de los cuatro mil pasos podemos ser capturados, pero
todo depende que cuantos seamos por grupo, no se puede descartar su majestad
que el numero de guardias no sea exacto o que mas cantidad de ellos se
encuentren ocultos en las cercanías de los puntos en cuestión- acabo su
explicación.
-Bien, sea como sea la incursión será algo
descabellada, pero no podemos seguir esperando que las cosas se solucionen sin
intervenir- volvió a erguirse y suspiro antes de dar las ordenes por grupo y
despedirlos. – Astrum, Selene… por favor quédense- Rex Supremum se notaba
realmente preocupado, a unos metros de ellos Aequus estaba alerta a cualquier
movimiento extraño. –La noche antes de desaparecer, te reuniste conmigo; no
tengo idea de cómo me hallaste pero lo hiciste. Yo me auto asile de mi castillo
cuando las noticias de que Prudentibus atacaría Quiete Castellum llegaron a mi,
actué como un cobarde hasta que tu me encontraste- su expresión cambio – Me
dijiste que te sentías culpable porque nadie mas que tu deberías haber notado
el cambio de tu maestro y compañero, pero que aun así esta era nuestra
oportunidad de demostrar quienes éramos “Rex hay una razón por la que esta
crisis llego en este momento… si tu lugar es de Supremum es porque puedes con
esto, no estas solo”- tal como lo hizo cuando los demás dudaron de el y lo
apoyo, se acerco a Demian y apoyo una de sus zarpas en su hombro- me dijiste
que debíamos actuar rápido porque el propio Prudentibus podría llegar a la
misma conclusión y eso pondría en peligro a tu especie – ahora miro a Selene –
por mas que te insistí no dijiste mas- guardo silencio un momento antes de
caminar entre ellos en dirección a donde se encontraba Aequus – Espero eso te
sirva para recordar… dejo todo en tus manos Astrum-.
V
La tarde comenzaba a teñirlo todo y los grupos
se encontraban preparados para su incursión, agazapados alrededor del muro que
protegía de sus salvadores a Quiete Castellum
esperaban la señal que darían los mures.
Selene y Demian no habían tenido tiempo de
hablar, el aun no podía entender porque si ellos eran la clave para detener a
Maldker o Prudentibus o como se llamara el los había dejado con vida; además,
estaba el detalle de que el aun no recordaba nada. Mientras esperaban se le
ocurrió preguntar una ultima cosa a la loba - ¿Cómo podíamos pasar Prudentibus
y yo de un plano a otro?- le pregunto acercándose mucho a ella.
-Así- ella tomo su mano derecha entre las de
ella y rebusco entre sus múltiples bolsos un pequeño trozo de carbón y le dibujo un círculo en la palma con una
estrella de ocho puntas dentro y dentro un símbolo que bien podría ser un ocho.
Demian miro -¿Solo así?- mirándose la palma.
-Claro que no… tienes que respirar… pensar en
el plano donde quieres ir… y tocar el símbolo con las zarpas que controlan las
tierra y el aire y cerrar las derechas en torno a ellos- sonrió y parecía que
le explicaba la manera correcta de preparar un te.
-¿Todos podemos hacerlo? ¿Tu, el, yo?-
-Tu, el y un par mas en el valle… los lupinos
tenemos concentrado la mayoría de nuestra energía aquí- abrió las palmas
mostrándoselas a Demian.
-¿Y si pierdes un dedo?- pregunto sin quitar la
vista del muro.
-El balance se pierde, además no son solo los
dedos- le tomo la palma otra vez – Si yo presionara algunos puntos… ¿como
este?- con la punta de su garra presiono suavemente en la falange de su dedo
anular y le produjo inmediatamente un gran dolor de cabeza que lo hizo cerrar
los ojos con fuerza – Esos solo son puntos que pueden general dolores físicos,
algunos podrían detener las funciones de algún órgano o anular por completo tus
poderes- Ella lo miro muy seria – ¿En eso pensabas Astrum?- busco sus ojos,
pero ella le había provocado una jaqueca tan terrible que el solo escuchaba el
latir de la vena en su sien hasta que ella toco allí con su zarpa y el dolor
desapareció.
-Gracias- le dijo Demian y de forma natural la
beso en los labios, y con ese simple toque su cabeza se lleno de imágenes de ella,
de la primera vez que la vio recogiendo hiervas a las orillas del rio en Lupus
Ululatus, ella era una cachorra que ayudaba a su madre y el ya era un aprendiz
al cuidado de Prudentibus, de ella a la luz de la luna con su túnica nupcial,
ella sonriendo, ella desnuda en la cama, ella sentada junto a la chimenea, su
corazón se acelero justo como pasaba en todos esos momentos cuando su ser
racional sucumbía al amor que sentía por Selene – Mi hermosa luna, no haz
cambiado… sigues siendo pésima para dar explicaciones- y la sostuvo así entre
sus brazos, ella hizo que sus memorias volvieran, tal vez al aplicarle
reflexología directamente en su cabeza apretó el botón que Prudentibus aflojo
desequilibrando su percepción de la realidad cuando lo abandono en el marco de
los humanos no sin antes hacerse pasar por su padre. Aspiro el aroma de su
pareja perfecta mientras acariciaba su pelo y recordó todo lo que tenia que
hacer. – Tengo que acercarme a Prudentibus, si fallamos dudo que tengamos otra
oportunidad – con renuencia se separo de los brazos de la loba que tenia los ojos húmedos.
-Astrum… mi amor…- quiso retenerlo.
-No hay tiempo mi lunita- la dejo y a grandes
zancadas se dirigió a donde el Supremum esperaba también la señal, se detuvo a
su lado y acercando su hocico a la oreja del Monarca exclamo – es una trampa
Rex-
El Zorro lo miro – No puede ser, los mures
tienen mucho tiempo planeando y estudiando el como acceder a Quiete Castellum-
-Seguro que si, pero en el momento en el que
entremos usaran a los habitantes para manipular nuestras acciones, tenias razón
Rex, a Prudentibus no le importa nadie mas que el mismo… se dejo ganar por la
soberbia y me dejo vivo solo para exponer el hecho de que yo nunca podría
superarlo; pero la duda a entrado tanto en el que tampoco se lo cree y lo
demostró al dejar viva a Selene para usarla en mi contra cuando yo volviera-
ahora era Astrum quien apoyaba sus garras en el hombro del joven monarca para
tranquilizarlo – Déjame ir solo- mientras
le guiñaba un ojo, ahora volvía a ser el Astrum que siempre fue, el lobo seguro
de cada paso que daba… y esta vez no estaba dispuesto a creer en el
arrepentimiento de Prudentibus.
Astrum estaba dentro de Quiete Castellum, el
Supremum accedió a dejarlo ir solo si lo acompañaba Aequus y el jefe de los
mures para guiarlos. Aun había luna llena lo que significaba que no podrían
ocultarse entre las sombras y aunque la hora no era tan siniestra todos se
encontraban guardados en sus casas, posiblemente enterados de lo que sucedería
esa misma noche, seguramente inflándole energías positivas a sus seres queridos
en la lucha por la vuelta al hogar arrebatado.
Ni un alma a los mil pasos, ni sonidos a los
dos mil, ni sombras a los tres mil, sigilo en las próximas hasta que fueron
visibles los guardias Astrum permitió que lo acompañaran – En adelante voy
solo- anuncio.
-El Supremum me pidió que no te dejase solo
Astrum entiéndelo- susurro el zorro mientras el roedor esperaba expectrante sin
apartar sus ojos de los guardias que estaban a pocos metros de ellos.
-Aequus ni haciéndote invisible podrás pasar al
castillo, en lo que des un paso dentro de esa marca Prudentibus sentirá tu
energía y sabrá exactamente donde estas y por consiguiente sus guardias
también- Astrum no se quedaría a escuchar mas quejas y argumentos – espera mi señal y así sabrás que todo a
terminado-
-¿Que señal Astrum?- Pregunto Aeguus antes de
verlo desaparecer tras una sobra. El zorro y el ratón se quedaron allí
esperando la señal.
Su pelaje le hacia fácil esconderse en la
oscuridad, el problema era que esta noche no estaba muy oscura porque lo que
tuvo que recurrir a otros métodos, el lobo cerro los ojos y aquieto su corazón
mientras con lo que hace poco considero su dedo anular sobre su cabeza
desapareció llevado por una repentina brisa que lo desintegro y lo volvió a
aparecer del otro lado de los guardias de Prudentibus tras una pared.
El lobo trato de controlar su flujo de energía
para no ser detectado por el sistema de seguridad en que Prudentibus convirtió
uno de los mejores rituales de protección de los lupinos, sabia que seria poco probable que su
antiguo maestro ya no estuviese enterado de su presencia debido a que solo dio
varios pasos dentro de la marca del ritual cuando vio un gran numero de
quiróptero volando fuera de su rango de visión alrededor del castillo y sobre
el, aun así mantuvo su energía lo mas bajo que se podía sin correr el riesgo de
caer desmayado. El lobo se deslizo por sobre los techos tratando de ser
sigiloso y cuando estaba ya a cincuenta pasos de la entrada del castillo algo
le olio mal. A la vista no había ni un solo guardia, Astrum se acerco a la
pequeña garita de seguridad que se encontraba en la puerta y esta se hallaba
también vacía – Esta es otra trampa Astrum- se dijo a si mismo adentrándose en
la parte interna del castillo.
-¿Dónde están los guardias?- susurro mientras a
cada paso que daba se ponía mas nervioso, de repente en medio del patio central
aparecieron los guardias armados con espadas, hachas, machetes; lo miraban con
fiereza mientras lo rodeaban lentamente. -¿Saben que? No tengo tiempo para eso-
y acto seguido elevo el anular desapareciendo en un viento un poco mas fuerte
que recorría los pasillos del castillo, desde hace rato sentía una presión en
el pecho que no le decía nada bueno.
Astrum entro a la sala principal que no era
distinta a alguna que allá existido ya y donde aparte del trono estaba adornado
con una gran chimenea labrada con las imágenes de los Supremum anteriores a Rex
y que todos como el también se llamaron Rex, cada audiencia con el rey es
tratada en esta sala que aunque no tiene adornos si muchas ventanas.
Y justo allí como un premio de caza se
encontraba el porque de su mala espina. Su Selene lo miraba con ojos de miedo
mientras su cuerpo colgaba sobre la chimenea, estaba viva y aterrorizada; ahora
entendió Astrum la salida de los murciélagos, apenas Prudentibus sintió su
energía entrando en su campo fue tras ella.
El gran lobo negro respiro profundo, el sabia
la razón por la cual en este plano los lobos eran la máxima representación de
la espiritualidad y el control energético; en otros planos eran considerados
seres brutales y fieros llevados por los instintos y el hambre, este plano los
redimía de esa imagen colectiva que viajaba de un marco temporal a otro, en
este momento habría dado todo su conocimiento para poder despedazar de un
zarpazo a Prudentibus, ahora quería volver a ser un lobo fiero y feroz cualquier cosa con tal de salvar a su adorada
Selene; desde que recobro sus memorias supo que esta era la intensión de su
maestro; ¿como era que la envidia, las soberbia y el orgullo eran capaces de
convertir a alguien tan sabio como Prudentibus en un mounstro sin corazón?.
-Aquí estoy… No necesitabas traer a Selene… yo
ya estaba en camino- Vocifero dando unos pasos hasta la chimenea.
-¿Te gusta el regalo que me dieron mis nuevos
discípulos?, Selene es una ofrenda para mí… un obsequio por mi triunfo absoluto
– de las sombras alrededor de la sala se escucharon carcajadas. – No eres capaz
ni de agradecer el que en mi infinita misericordia te haya dejado vivo- sus
ojos rojos entre las penumbras fueron perfectamente visibles ahora para Astrum.
-¿Ahora aparte de Rey también eres Dios?-
mientras con la mirada recorrían los oscuros alrededores.
-¿Tu que crees? Fui capaz de cambiar lo que era
a mi placer- se ufano.
-No eres especial por eso…bien sabes que todos
podemos hacerlo… nuestra realidad es nuestra decisión… tu me lo enseñaste-
trataba de hacer tiempo pero no encontraba una manera de distraerlo y poner a
salvo a Selene. Tendrá que arriesgarse y el no era alguien de riesgo y menos
cuando de la seguridad de su luna se trataba.
Astrum bufeo y antes de que Prudentibus se
diera cuenta levanto el dedo anular y desapareció junto con Selene apagando el
fuego de la chimenea. Cuando apareció estaban fuera de los muros.
La apretaba contra su pecho – Tengo que sacarte
de aquí- la toco por todos lados cerciorándose de que las heridas no eran mas
que arañazos, la abrazo fuerte y sin que ella se diera cuenta tras la espalda
de su loba apretó con su derecha sus zarpas índice y medio haciéndolos
desaparecer otra vez.
Selene tosía mientras el la obligaba a sentarse
en un tronco frente a un fuego encendido en medio del bosque – Mi amor,
necesito que me esperes aquí-
Ella estaba sin habla, tal vez aun en
shock con los ojos muy abiertos fijos en
el, se sostenía muy fuerte de los hombros de su pareja -No mi amor… por favor
Astrum… por favor- rogo.
-Volveré por ti mi luna - La beso y
desapareció.
VI
Cinco segundos después de la desaparición de
Selene y Astrum de la chimenea salieron grandes llamaradas que aparte de
iluminar toda la sala también carbonizo a los discípulos más próximos a ella;
desde entre las llamas surgió el lobo negro saltando directo a donde se
encontraba Prudentibus y clavando sus colmillos en el cuello de su viejo
maestro quien no se espero un ataque tan físico, los lupinos no eran así.
Prudentibus lo empujo, trato de quitárselo de
encima pero la furia de Astrum era demasiada para enfrentarla de una forma
distinta al instinto ancestral que alimentaba el carácter de los lobos. A
Prudentibus le crecieron garras de acero como espuelones que clavo en la
espalda de Astrum logrando por fin quitárselo de encima.
El lobo negro cayó en medio de la sala y
escupió un buen pedazo de piel que se llevo del pescuezo de su contrincante,
tenía una herida profunda en su costado izquierdo que lo hizo trastabillar
perdiendo el paso, respiro hondo dando varios pasos delante y antes de dar otro
levanto su dedo medio mientras de el salían llamas las cuales dirigió
directamente a los restantes cómplices de su enemigo que aun quedaban
aglutinados y escondidos tras las sombras, envueltos en llamas y luchando por
su vida corrían o volaban esparciendo el fuego e iluminando los rincones.
-Hay cosas que no se pueden perdonar
Prudentibus, podría haberte perdonado el que cambiaras por gusto todo lo que
conocemos- volvió a bufear – Pero nunca
lo que le hiciste a los nuestros- otro paso – Tu miedo, tu egoísmo, tu crueldad,
tus mentiras- la sangre corría por su costado y aun así no le drenaba la fuerza
que lo empujaba a ir contra el maestro que ahora quería acabar con la vida de
su amor. – Jeje, Pensé que serias mas difícil de vencer- la vista se le nublo
un poco justo cuando llego ante Prudentibus.
Todo se ilumino haciéndole doler la vista,
estaba agarrado de la túnica de Prudentibus en el medio de la nada existencial,
solo era una luz blanca que cegaba. – ¿En realidad me crees tan fácil de
vencer?- balbuceo Lord Maldker mientras sostenía la muñeca derecha de Astrum,
el viejo maestro trataba de aparentar lucidez pero toda su ropa estaba llena de
sangre lo que significaba que tendría que estar igual o peor que Astrum; tiro
de su muñeca queriendo recuperarla pero Prudentibus lo tenia bien sujeto.
El viejo levanto el dedo anular y Astrum
adivino sus intensiones trataría de dejarlo aquí tirado anulando su poder para
pasar de un plano a otro; luchaba por soltarse y al no lograrlo en un ultimo
momento hizo exactamente lo mismo que Prudentibus pensaba hacerle a el, paso su
brazo izquierdo por encima y le apunto con su anular un gran golpazo de aire
que causo el mismo efecto de la escopeta de caza que uso siendo humano.
Prudentibus Gritaba y agitaba el muñón que le
quedo en lugar de extremidad apretándoselo con fuerza, Astrum lo observo y
estuvo a punto de tener misericordia pero la imagen de Selene colgada sobre la
chimenea no lo abandono por lo que sin dejar de apuntarle con su dedo repitió
la acción dejándolo casi sin brazos, pensó en matarlo y acabar con su dolor, pero
Prudentibus no podría ni así pagar así las vidas de las que dispuso sin razón.
–Piensa mucho en lo que hiciste, tal vez aun tengas oportunidades- y
desapareció tomando entre su palma derecha sus garras.
Le dolía todo el cuerpo y entre sus ojos se
metía el reflejo del fuego, sentía que lo tocaban y escuchaba el tono de voz
conocido pero no tenia fuerzas ni para quejarse, le ardía y le escocía el
costado de su cuerpo y aun así se durmió con una clara sensación de alivio y la
seguridad de que a partir de ahora todo estaría bien.